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Dalí y los Marx: una historia digna de tebeo

Un cómic adapta el guión de la película que el pintor surrealista ideó para los populares hermanos

Uno de los dibujos que Salvador Dalí realizó para el guión
Uno de los dibujos que Salvador Dalí realizó para el guiónlarazon

Un cómic adapta el guión de la película que el pintor surrealista ideó para los populares hermanos

Una de las mayores frustraciones de Salvador Dalí fue no poder dedicarse al cine como a él le hubiera gustado. Lejos de su experiencia con Luis Buñuel en las dos películas más importantes del surrealismo, el resto de participaciones se limitaron a pequeñas colaboraciones –como en el caso de «Recuerda» de Alfred Hitchcock– o proyectos que no pasaron del papel. En este último apartado se encuentra un guión que el pintor surrealista escribió pensando en los hermanos Marx. Sí, eso es, pensando en Groucho, Harpo y Chico, pero que no se llegó a materializar... Al menos hasta ahora porque aquel texto se ha convertido en un cómic. En estos días se acaba de publicar en Estados Unidos y Gran Bretaña «Giraffes on Horseback Salad» de Josh Frank, adaptado por Tim Heidecker e ilustraciones de Manuela Pertega. El libro también contiene documentos originales, además de un texto de Bill Marx, hijo de Harpo.

La historia de la película que no lo fue es interesante, pero no se puede olvidar que los hermanos Marx eran admirados por los surrealistas. Por ejemplo, el escritor Philippe Soupalt hablaba de ellos «como gente corriente y actúan como deberíamos actuar si las normas sociales no nos impidieran comportarnos de esa manera». Y esos elogios a los Marx también fueron compartidos por un paladar tan exigente como el del dramaturgo Antonin Artaud.

Con Dalí la cosa fue a más porque el pintor dejó que la admiración hacia los cómicos fuera a más, a una colaboración que no se tradujo en celuloide. Ya en noviembre 1934, tal y como cuenta en su autobiografía «Vida secreta», durante su primer viaje a Nueva York, había constatado que «en la Quinta Avenida Harpo Marx acaba de encender la mecha que asoma en los traseros de una manada de jirafas explosivas rellenas de dinamita». Dos años más tarde, tal y como recuerda Harpo en sus memorias, en verano de 1936, en París, los dos genios se conocieron surgiendo una amistad alimentada por la mutua admiración. Al año siguiente, en la revista «Harper's Bazaar», Dalí escribía sobre el surrealismo en Hollywood aplaudiendo la película «Animal Crackers» de los Marx y, en especial, a Harpo.

En ese 1937, huyendo de la Guerra Civil, el pintor se instaló en California y se declaró partidario de Groucho Marx y no de Karl Marx. En ese tiempo fue un visitante regular de Harpo a quien regaló un arpa con cuerdas de alambre de espino y envuelto en celofán. Un verdadero objeto surrealista.

De ese tiempo son los primeros intentos de escritura de un guión titulado «Jirafas en ensalada de lomos de caballo» del que se conserva un manuscrito en el Musée National d’Art Moderne-Centre Georges Pompidou de París y una copia maecanografiado en el Centre d'Estudis Dalinians de Figueres. Publicado posteriormente bajo el título de «La mujer surrealista», la película debía narrar la historia, en palabras de Dalí, de «Jimmy, un joven aristócrata español que vive en los Estados Unidos como consecuencia de las circunstancias políticas de su país, ocupa un importante cargo en el mundo empresarial». Junto a él, «Linda, su prometida, personifica el grado sumo de esnobismo y vulgaridad»; y la llamada «mujer surrealista». En este ambiente y con estos personajes se deberían mover los hermanos Marx. De todo eso quedaron las citadas páginas y algunos dibujos de Dalí que representan escenas de la película con jirafas ardiendo o grupos de ciclistas.

No pudo ser. Pero Dalí siguió aplaudiendo a los hermanos Marx y con un deseo dicho a Groucho: «Me gustaría haber podido hablar en la pantalla tan bien como tú».