Caso Pujol

De la Rosa guarda silencio en la comisión Pujol y Piqué Vidal justifica al ex president

El empresario sólo salió de su letargo para reprochar a los diputados su falta de preparación

Javier de la Rosa, el «empresario modelo», como le llamó Pujol, ayer en el Parlament
Javier de la Rosa, el «empresario modelo», como le llamó Pujol, ayer en el Parlamentlarazon

Nuevo capítulo de la comisión de investigación sobre fraude fiscal en el Parlament, que encara su fase final, y sensaciones parecidas. Después de unas sesiones en las que cobraron protagonismo personas ajenas al caso Pujol, como Manuel Bustos o Luís Bárcenas, la comisión volvía por sus fueros para asistir a un nuevo espectáculo. Al fin y al cabo, los dos invitados guardaban una estrecha relación con el ex president de la Generalitat, el empresario Javier de la Rosa y el abogado de Pujol por el caso Banca Catalana, Joan Piqué Vidal. Mientras el primero mantuvo un escrupuloso silencio que solo rompió para abroncar a alguno de los diputados, el segundo echó balones fuera y disculpó los desmanes fiscales de Pujol.

Javier de la Rosa, que llegó a ser definido como «empresario modelo» por parte del ex president, alegó que durante más de veinte años ha tenido que declarar en varias ocasiones en sedes judiciales diversas «sin mucho éxito» y que hoy prefería optar por su derecho a no declarar ni responder a las preguntas de los diputados. No en vano, ha llegado a pisar la cárcel hasta en tres ocasiones desde 1994 por delitos de estafa, apropiación indebida y falsedad documental en relación con los casos como Grand Tibidabo. El empresario sólo salió de su letargo para reprochar al resto de diputados, al más puro estilo Pujol, que no se hubieran «preparado» bien a sesión, ya que «la mayoría de preguntas son extraídas de recortes de prensa» y que lo único que pretendían era «empujarle a responder con datos falsos».

El abogado Piqué Vidal, condenado por extorsionar a empresarios, justificó que Pujol tuviera un «rinconcito» en el extranjero porque, como él, aquellos nacidos antes de la Guerra Civil tenían esa costumbre ante la desconfianza que despertaba España. No obstante, tener el dinero fuera del país «éticamente no está bien».