Infraestructuras

Dos años sin la plaza Gal·la Placídia

Imagen de la actual Gal·la Placidia, cuyas obras acabarán en 2014
Imagen de la actual Gal·la Placidia, cuyas obras acabarán en 2014larazon

No son pocas las obras que se han quedado enquistadas en Barcelona a medio hacer, bien sea por la cirisis económica o por la dejadez de las administraciones. Los tiempos de obra difícilmente se cumplen y tanto vecinos como comerciantes presencian su eternización. Uno de estos casos es el de la Gal·la Placídia, una suerte de frontera en forma de plaza rectangular entre Gràcia y Sarrià-Sant Gervasi. Este espacio es un ejemplo del urbanismo que durante muchos años se practicó en la ciudad y que consistía en plazas de arena, bancos de piedra rodeada de arbustos y árboles que delimitaban los límites de la misma. La plaza, además, se ha visto severamente afectada por las obras de los Ferrocarriles de la Generalitat en la parada de Gràcia, que desde hace dos años tienen paralizada la reforma del espacio. Pues bien, hace apenas un mes, PP y CiU pactaron la nueva urbanización de la plaza.

En el verano de 2014

La reforma tiene un presupuesto de 2,1 millones de euros, y abarca una superficie de unos 7.600 metros cuadrados del ámbito entre travessera de Gràcia, Via Augusta y calle Sant Marc, manteniéndose el vial de acceso restringido existente en la plaza. El proyecto estará terminado en verano de 2014, tras diez meses de obras. Se pretende recuperar el máximo de espacio para el paseo y la estancia de los vecinos, y organizar los elementos presentes en la plaza, que ha estado largamente afectada por las obras de la estación de ferrocarril, que empezaron a principios de 2011.

Joan y Carlos son dos jubilados que se sientan en uno de los pocos bancos de la plaza. «Han sido unos años interminables. Primero nos instalaron el Punto Verde. Después llegó la ubicación durante cuatro años del mercado provisional de la Libertad. Pero, además, comenzaron las obras en los Ferrocarriles y en la nueva sede del Colegio de Economistas», repasa Carlos. «Es un edificio muy agresivo. Parece que la quilla de un barco se coma parte de la acera», dice uno. Y eso sin mencionar esa absurda estación meteorológica en plena plaza», añade el otro. Tal y como recuerda Joan, el Colegio se levanta en el solar que antes ocupaban las entrañables atracciones infantiles «donde llevaba a mis nietos».

Amparo trabaja en un estanco cercano y apunta que «la plaza lleva dos años cerrada al público como plaza. En los aledaños colocaron unos banquitos y unas mesas de pimpón, pero la plaza está cerrada. Se ha abierto un semáforo para que la gente cruce la Vía Augusta, pero es muy precario. Los peatones tienen que ir bordeando las obras mientras sortean la salida de un parking». «La plaza era muy fea, muy del estilo de la de Lesseps, rodeada de tráfico. Pero era, además, un coto privado de los perros, salvo un pequeño parque infantil. Lo único bueno era la sombra de los árboles», explica otro vecino.

El Ayuntamiento demolerá pavimentos y otros elementos existentes en la plaza, como rejillas de ventilación, luminarias, juegos infantiles, mobiliario urbano y el edículo de acceso al aparcamiento subterráneo para mover la superficie de la plaza y ajustarla al nivel de la nueva topografía proyectada. Después se colocará una nueva pavimentación y se hará una renovación total del alumbrado público, lo que irá acompañado de la construcción de un nuevo colector en la acera de Via Augusta con el de travessera.