Gastronomía

Dos versiones de una misma cocina, sencilla y de producto

El chef Rafa Peña regenta el Gresca y el Gresca Bar, dos restaurantes con un mismo estilo gastronómico pero una oferta muy diferente

Gresca y Gresca Bar son dos propuestas culinarias que cuentan con el respaldo del chef Rafa Peña y su mujer
Gresca y Gresca Bar son dos propuestas culinarias que cuentan con el respaldo del chef Rafa Peña y su mujerlarazon

Un mismo origen, un mismo concepto culinario, los mismos protagonistas pero diferente espacio y oferta. Gresca y Gresca Bar son las dos propuestas de restauración del chef Rafa Peña y su mujer, gracias a las cuales abarcan los gustos y preferencias de dos perfiles de clientes con demandas diferentes.

Un mismo origen, un mismo concepto culinario, los mismos protagonistas pero diferente espacio y oferta. Gresca y Gresca Bar son las dos propuestas de restauración del chef Rafa Peña y su mujer, gracias a las cuales abarcan los gustos y preferencias de dos perfiles de clientes con demandas diferentes.

Hace ya una década y tras años trabajando en diversos restaurante, Peña decidió abrir su primer establecimento, en el que explotar y desarrollar al máximo su manera de entender la cocina. Nacía entonces, Gresca, un restaurante de carácter gastronómico, en el que el producto de temporada es el que marca la oferta y donde se trabaja una cocina sencilla.

«Nosotros no marcamos lo que cocinamos, es la temporada la que marca lo que servimos» señala el chef, quien apunta que en Gresca «evitamos maquillar el sabor del producto y no hacemos una cocina creativa por técnica, sino que buscamos el matiz». «Nuestro fondo es una cocina antigua, porque no hacemos una cocina compleja, no buscamos combinaciones complicadas ni productos exóticos», destaca Peña para a continuación asegurar que «Gresca está más cerca de ser una casa de comidas que un restaurante gastronómico».

Sobre esta base, la oferta de este establecimiento se concreta en tres menús. Por el mediodía, se ofrece al comensal un menú que consiste en dos entrantes, dos segundos y dos postres a escoger por 21 euros, pero la verdadera apuesta son sus dos menús degustación. El más corto consta de siete pases (45 euros) y el largo, de once (70 euros) y ambos está subordiandos a lo que ofrezca la temporada.

El Gresca es pues un espacio con aire gastronómico, un establecimiento sobrio y tranquilo, en el que se busca la delicadeza en el plato, pero hace poco más de un año, sobre la misa base culinaria, Rafa Peña y su mujer abrieron en el local colindante un nuevo espacio con un concepto gastronómico diferente, con una oferta más ágil, amena, desenfadada e informal, donde el vino adquiere protagonismo.

Se trata del Gresca Bar, un restaurante que su propietario define como «un bistró», aunque apunta que éste « conserva nuestra esencia, porque es nuestro estilo de cocina, aunque posiblemente no sean tan preciso como el Gresca, sobre todo en lo que se rrefiere al emplatado».

La oferta en el Gresca Bar se basa en la fórmula de platillos. «Son medias raciones y normalmente la idea es, por ejemplo, compartir 7 u 8 platos entre dos personas», comenta Peña, quien señala que «el bar es más rústico, más directo».

Pero además de compartir esencia y estilo culinario, Gresca y Gresca Bar comparten también cocina, un espacio abierto, a la vista del cliente, quien puede observar todo el proceso sentado en la barra adyacente. Por lo demás, el estilo, ambiente y decoración de ambos establecimientos es completamente diferente. Mientras en el primero se respira un aire más sobrio, cuidado y elegante, el segundo es más desenfadado y dinámico, con mesas sin mantel y música de fondo.