El bloque Venus, entre cortes de luz y avisos de derribo

Endesa avisa que no restablecerá el suministro hasta que no se ejecuten las obras de saneamiento en este edificio de la Mina.

Los 40 vecinos que viven en el bloque de pisos Venus, en el barrio barcelonés de La Mina, llevan una semana sin luz después de que la compañía eléctrica Endesa cortara el suministro por motivos de «seguridad».

Tras una inspección rutinaria, los técnicos de la compañía constataron que los contadores no sólo se encontraban en un estado lamentable, sino que muchos estaban manipulados y enganchados al suministro público para disponer de luz sin pagar, lo que supone un fraude. Entonces, Endesa decidió cortar el servicio a todo el bloque, no sólo a los que estaban incurriendo en el delito.

La compañía defiende que es la ley la que obliga a desconectar la luz en el caso de que la instalación se encuentre manipulada y en malas condiciones. Y justifica su decisión de extender el corte a todo el vecindario porque de los 40 vecinos sólo ocho tenían un contrato en regla. Sin luz y con un edificio amenazado por una orden de derribo debido a su falta de salubridad, la situación en este bloque de pisos es límite. Los ascensores no funcionan, por lo que algunas personas mayores han dejado de salir a la calle. Para que no dejen de recibir la atención médica que necesitan , el personal médico del CAP se ha visto obligado a trasladarse hasta los domicilios. Otras familias directamente se han marchado a casa de otros familiares porque la vida diría sin electricidad se hace imposible.

La portavoz de los vecinos Paqui Jiménez, declaró que el corte de luz se produjo sin previó aviso y criticó la actuación de Endesa, que califica de «brutal», por lo que le pide la restitución inmediata.

Pero para que Endesa devuelva la luz a los vecinos de la calle Venus hace falta mucho más que un cambio de contadores. La compañía avisa que no se efecturá hasta que no se realicen obras de saneamiento del edificio, pero el problema es mucho más complicado. Se remonta al año 2000, cuando se inició la transformación urbanística del barrio de la Mina. Una de las actuaciones previstas era derribar el bloque de pisos de la calle Venus y realojar a sus ocupantes en edificios de nueva construcción según sus capacidades económicas, aunque más tarde se les pide una cantidad de 30.000€ por el cambio, algo que no todos los vecinos podían asumir.

Finalmente, la Administración se retracta y descarta derruir el bloque, y en 2014 abre dos nuevas líneas de actuación. Por un lado, los bloques de nueva construcción, originalmente destinados al realojo de familias de Venus, se sortean como vivienda de protección oficial y sólo se les reserva 60 viviendas. Por otro, se abre un proceso de adjudicación de pisos rehabilitados en el bloque Venus para familias de la Mina en situación de urgencia social, pese la previsión futura de derruirlo.

El Consorci de La Mina-–formado por la Generalitat, Diputación y los ayuntamientos de Barcelona y Sant Adrià– mantiene «en pie» la voluntad de derribar el edificio Venus. El secretario d’Afers Socials i Famílies, Francisco Iglesias, aseguró que el derribo «no es incompatible» con «el hecho de dar ahora salida a los dramas de las familias, algunas de las cuales han sido desahuciadas». Las administraciones, según Iglesias, están «convencidas» en trabajar para buscar fórmulas y financiación para tirar al suelo del edificio. El derribo se estudiará «durante el 2016». No obstante, a falta de dos meses para qyue termine el año, todavía no se ha comunicado ninguna actuación en este sentido. Mientras los vecinos, la mayoría en situación de vulnerabilidad, esperan con resignación lo que les prometieron hace 15 años.

Por su parte, el Síndic de Greuges, Rafael Ribó, acusó a las administraciones de «falta de voluntad», al eludir una actuación, la del derribo y realojo, que en su día se justificó por «motivos de respeto a personas vulnerables». Ribó pide que se valore «caso por caso» y se pacte el realojo en las condiciones que cada familia pueda afrontar.