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El hijo bastardo de Puccini y Beethoven

El Liceo acoge la exitosa producción de David Alden de «Kàtia Kabànova», de Leos Janácek

La soprano lírica Patricia Racette interpreta a la asolada Kàtia Kabànova que buscará su propia libertad en un entorno opresivo, con una puesta en escena expresionista
La soprano lírica Patricia Racette interpreta a la asolada Kàtia Kabànova que buscará su propia libertad en un entorno opresivo, con una puesta en escena expresionistalarazon

El director teatral David Alden lleva cerca de 20 años bajo el éxito de su producción de «Kàtia Kabànova», la ópera de Leos Janácek. «Tanto, que me ha ayudado a pagar mis facturas», comenta.

El director teatral David Alden lleva cerca de 20 años bajo el éxito de su producción de «Kàtia Kabànova», la ópera de Leos Janácek. «Tanto, que me ha ayudado a pagar mis facturas», comenta. Desde entonces, siempre que un teatro del mundo lo vuelve a programar, y lo han hecho en cuatro continentes diferentes, vuelve a retomar su trabajo e insuflarlo de nueva vida. «Los cantantes siempre cambian y hay que adaptar la obra a cada uno de ellos», señala. Porque esta no es una ópera sencilla, es un «thriller» expresionista, «más película de los años 20 que ópera», añade, que necesita de los mejores cantantes/actores posibles. Y ahora los vuelve a tener.

El Gran Teatro del Liceo acoge ahora del 8 al 22 de noviembre la célebre «Kàtia Kabànova» ideada por Alden, con la soprano lírica norteamericana Patricia Racette como el atormentado personaje que da nombre a la pieza y cuyo protagonismo la lleva a no salir ni un segundo de la escena. Junto a ella, el elenco incluye a Nikolai Schukoff, Rosie Aldridge, Aleksander Teliga, Francisco Vas o Michaela Selinger, entre otros. «Para mí Janácek es el compositor de ópera más grande que existe y ésta es su mejor obra y la más accesible. Es romántica y apasionada. Agarra emocionalmente al espectador y no lo suelta, mezclando la ira con el romanticismo. Para mí, Janàcek es el hijo bastardo de Puccini y Bethoveen y ésta es una ópera que te puede cambiar la vida», comenta Alden.

La obra nos traslada a mediados del siglo XIX, a una pequeña ciudad a orillas del Volga, enla que Katia se verá aislada y estigmatizada por una sociedad opresiva y desalentadora. En la ausencia de su marido tendrá una aventura y a partir de aquí su historia caerá en una espiral de ansiedad que acabará con el amante huído y ella irremediablemente volcada al suicidio. El protagonismo absoluto de Katia era algo extraordinario en 1920, año de su estreno, y muchos la consideran como la gran ópera de la liberación de la mujer. «La obra confronta el deseo de una mujer con las ideas de lo que está bien y lo que está mal en ese momento histórico preciso. Ella se permite soñar en un lugar donde se quiere que todo tenga un orden y un sentido fijo y estricto», comenta Racette, que regresa a un rol que ha interpretado hasta en cinco ocasiones.

La puesta en escena diluye cualquier gusto realista y nos traslada a un mundo onírico marcado por la luz y los toques expresionistas del libreto y la partitura. La obra tiene un ritmo inusual, acelerado, marcado por los constantes cortes de acción y elipsis dramáticas, como si fuera una unión collage de una historia centrada en la reacciones psicológicas ante la imposibilidad de la libertad individual. «Parece una película, con cortes constantes, en la que la partitura marca a cada personaje otorgándole un pulso emocional muy marcado», señala Racette. Para Joan Pons, su director musical, «es una ópera rapsódica, en que la música acompaña a los cantantes, que no están pendientes de la orquesta, lo que le otorga frescor».

Gran Teatro del Liceo. Las Ramblas, 51-59. Barcelona.

Cuándo: del 8 al 222 de noviembre.

Cuánto: consultar cartelera. Tel Liceo: 93 485 99 00.