Arquitectura

El Mercat de Sant Antoni reabrirá en mayo, tras casi una década en obras

Los comerciantes empiezan ya esta semana a instalar sus nuevos puestos: 52 paradas de fresco, 105 para los Encants y 78 para los libreros

El cimborio, el símbolo más famoso del mercado, está llamado a convertirse en objeto de captura de los turistas instagramers
El cimborio, el símbolo más famoso del mercado, está llamado a convertirse en objeto de captura de los turistas instagramerslarazon

Los comerciantes empiezan ya esta semana a instalar sus nuevos puestos: 52 paradas de fresco, 105 para los Encants y 78 para los libreros.

Si Nueva York tiene Brooklyn, Barcelona tiene Sant Antoni. Para unos es el barrio «hispter» de la ciudad. Para otros, un barrio popular donde los vecinos todavía saludan por su nombre al panadero y al quiosquero y resisten como pueden al fenómeno de la gentrificación. Los hermanos Albert y Ferran Adrià tienen allí cinco restaurantes que se mezclan con colmados, librerías fascinantes y casas de comida de toda la vida. En este barrio, el Ayuntamiento de Barcelona abrirá la segunda supermanzana para reducir el tráfico de la zona. Y en medio de esta supermanzana, en mayo, por fin reabrirá el nuevo mercado de Sant Antoni. ¡Y qué mercado! Tendrá 52 paradas de fresco, 105 de ropa y equipamiento del hogar y 78 para los libreros del mercado dominical que se situarán en las aceras contrarias de las calles Tamarit y Urgell, el cruce que se convertirá en una plaza para los vecinos cuando esté lista la supermanzana. Los libreros se colocarán bajo una marquesina, que el resto de la semana dará sombra. Sant Antoni será un «one stop shopping», que dicen los ingleses, «un lugar donde se puede comprar todo lo que uno necesita, desde una merluza a ropa interior y el detergente para lavarla», contó ayer el concejal de Turismo, Comercio y Mercados, Agustí Colom.

Paradas más grandes

El mercado, una joya de Rovira i Trias tendrá cuatro entradas. Las paradas de comida fresca ocuparán el 66 % de su espacio original. Los pescaderos estarán en el centro, bajo el famoso cimborio, llamado a ser objeto de captura de turistas instragramers. El resto de puestos se distribuirán siguiendo los cuatro brazos panópticos que se abrazan en el centro. De los 180 establecimientos que había en el viejo mercado, quedarán 52. Los nuevos puestos son más grandes, tendrán hasta ocho metros de largo, cuando en el antiguo mercado había comercios de apenas metro y medio. De los diez bares que había hace una década, quedarán tres. La presidenta del mercado de Alimentación, Maria Mesclans, descartó que Sant Antoni aspire a convertirse en una Boqueria 2. Sólo cuatro puestos han pedido ganar espacio para incluir zona de desgustación.

«Queremos seguir siendo un mercado de barrio para los vecinos de Sant Antoni y Barcelona», dijo Mesclans. Los paradistas admiten estar «muy ilusionados». Hace casi diez años que abandonaron el antiguo mercado. Las obras debían durar cuatro años, pero los hallazgos arqueológicos han alargado las obras. Esta semana empezarán a montar sus futuras paradas en la planta a pie de calle y los almacenes, en la -3, donde está la zona de carga y descarga. Las plantas -2 y -4 cuentan con 400 plazas de aparcamiento. Y en la -1, en el antiguo foso de la ciudad, que los arquitectos han reinventado con ingenio en un paso y una plaza abiertos para los ciudadanos, hay un Lidl y otro local pendiente de adjudicar. Los Encantes mantendrán la idea de circuito alrededor de los frescos.

Los arquitectos Ravetllat-Ribas, que han modernizado el mercado, han descubierto un tesoro arqueológico que explica la historia de la ciudad. Han dejado obra vista, en el foso, el baluarte del siglo XVII y la contramuralla. Y cuando haya dinero, se abrirá el acceso al tramo hallado de la Via Augusta del siglo I, a 3 metros bajo el mercado. Junto a la vía romana se han hallado restos fúnebres que están en el Museo de Historia de la Zona Franca, pendietentes de un proyecto museístico.