CiU

El núcleo duro de Mas se descompone

Presente en los medios a diario, nadie como el portavoz, Francesc Homs, tiene la ocasión de construir su figura pública
Presente en los medios a diario, nadie como el portavoz, Francesc Homs, tiene la ocasión de construir su figura públicalarazon

Los hombres de confianza del president marcan perfil propio para reforzar sus futuras aspiraciones. Aumenta la soledad del líder de CiU en el que puede ser su último mandato.

Hace un tiempo no tan lejano, el «pinyol» (núcleo duro) de Artur Mas era un reducido grupo de dirigentes que ayudaba al líder nacionalista a consolidar su figura, primero ofreciéndole apoyo para convertirse en presidente de la Generalitat y luego dándole consejos para tomar decisiones de gobierno. Aquel grupo ha cambiado. Ni son los mismos ni pretenden lo mismo o, mejor dicho, los que quedan ya no piensan únicamente en Mas, sino también en sí mismos, en su futura carrera política e incluso en la sucesión del líder.

El reciente choque entre el conseller de Justicia, Germà Gordó, y el conseller de la Presidencia, Francesc Homs, a cuenta de la celebración de una consulta soberanista ejemplifica a la perfección la deriva del «pinyol». Gordó –que no ve manera de celebrar la consulta si no es mediante un acuerdo con el Gobierno– y Homs –que defiende su convocatoria «sí o sí»– son los dos supervivientes más destacados de aquel grupo que se gestó en la década de los 90 y que se nutrió, en su mayoría, de jóvenes procedentes de la Federació Nacionalista d'Estudiants de Catalunya (FNEC).

Los hombres del «pinyol»

David Madí –el colaborador «más valioso y más querido» de Mas, según sus propias palabras– abandonó la política tras las elecciones de 2010 y su actividad se centra en la empresa privada (Applus+, Novul Consulting). Joaquim Forn ejerce como mano derecha de Xavier Trias en el Ayuntamiento de Barcelona. Y Oriol Pujol no tiene otro remedio que dedicar la mayor parte de sus energías a defenderse tras ser imputado en el caso ITV.

Con Oriol Pujol –el dirigente que, probablemente, tenía una mayor proyección pública del núcleo duro de Mas– fuera de onda, el «pinyol» es hoy prácticamente un recuerdo y, en consecuencia, el presidente catalán es ahora un líder más solo.

Mas visualizó al principio de la legislatura, cuando ya había dado a entender que éste podía ser su último mandato, el riesgo de que su círculo de confianza se descompusiera y obró en consecuencia. Hizo regresar de Madrid a Barcelona a Jordi Vilajoana –el único amigo que se le conoce en el mundo de la política– para convertirlo en secretario general de la Presidencia y elevó el rango de Jordi Baiget a secretario del Govern. Ninguno de ellos forman parte del núcleo original del «pinyol», pero hoy son los dirigentes más cercanos al president.

La relación entre los propios dirigentes de aquel núcleo duro ha empeorado. Hoy su objetivo ya no es tanto cruzar impresiones para construir un proyecto de forma consensuada, sino marcar perfil propio. Homs, como consejero de la Presidencia y portavoz de la Generalitat, es quien más sencillo lo tiene. Cada semana aparece en radio, prensa, televisión e internet. Sin excepción.

Gordó no lo tiene tan sencillo. Su carrera, hecha en su mayoría en la sombra (en la de Convergència y en la de la Generalitat) siempre ha estado muy ligada a la de Mas y con él podría acabar.