Abusos a menores
El pederasta de Castelldans se fabricó una «casa de los horrores»
En prisión desde julio, David D. podría ser acusado de nueve delitos
En la habitación de la tercera planta de su vivienda en Castelldans (Lleida), David D. colocó una cama de matrimonio, instaló hilo musical, televisión y videocámaras ocultas, además de una cerradura en la puerta para evitar miradas indiscretas. En esa estancia abusó supuestamente de los menores y grabó a algunos, ya siendo adultos, manteniendo relaciones sexuales con sus parejas. En las dos plantas inferiores de la cas la vida se desarrollaba como si nada. Tanto es así que la Generalitat no vio que en esa «casa de los horrores» se estaba abusando de menores de forma continuada.
Hasta 14 niños, tutelados por el gobierno catalán, fueron acogidos por David D., educador social y vecino de Lleida, desde 1997. Se desconoce si llegó a aprovecharse de todos, pero tres de ellos, ya adultos, de entre 25 y 18 años, se han personado en la causa abierta contra el que aún consideran su padre. Al parecer, y según contó ayer su letrado Francesc Sapena, «fuera de los abusos, él se comportaba con ellos como un padre, solo que fomentaba entre los chicos la rivalidad con el objetivo de que desconfiaran los uno de los otros y no se explicaran lo que les hacía a cada uno de ellos en la intimidad. Cuando ya fueron mayores y le dijeron que no querían seguir con estas prácticas, callaron por vergüenza». De hecho, el pederasta fue detenido el pasado mes de junio a raíz de la denuncia de una madre que aseguró a los Mossos d'Esquadra que su hijo estaba siendo acosado por internet.
Menores tutelados
Las primeras pesquisas pusieron de manifiesto que David D. poseía pornografía infantil y había abusado sexualmente de varios menores. Estos niños resultaron ser los pequeños tutelados que había acogido durante 16 años. Por ello, el agresor ingresó en la cárcel de Ponent (Lleida) y tres de los menores dieron el paso para denunciar lo ocurrido. Le acusan de haber abusado de ellos y de haberlos grabado sin su consentimiento. Según el letrado Sapena, David D. podría ser acusado de un total de nueve delitos.
«Realmente es espeluznante saber que estos niños, que ya venían de familias desestructuradas, con enganchadas a la droga y que se dedican a la prostitución, han salido de esta situación a través de la administración para entrar en otra aún peor», señaló Sapena. «No descarto que, si se comprueba negligencia de quienes tenían que haber controlado, los hagamos objeto de la acusación», dijo. En definitiva, se presente una acusación contra la Generalitat. Ésta, por su parte, ha solicitado al juez poderse personar en la causa, después de que su primera petición fuera denegada.
Mientras tanto, la conselleria de Bienestar investiga cómo todo pasó desapercibido a los servicios encargados de velar por los menores. Ha abierto un expediente informativo a la Institución Colaboradora de Integración Familiar, entidad encargada del seguimiento de los acogidos. Con todo, David D. pasó hasta 34 controles por parte de la Generalitat sin que se detectase absolutamente nada.
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