El pesebre de Colau no convence ni emociona

Representa un libro de cuentos desplegable, hecho en cartón, en el que se hace una interpretación laicista de la Navidad

Como cada año, el pesebre municipal de la Plaza Sant Jaume se convierte en icono de la Navidad barcelonesa. A medida que se acercan las fiestas, crece la expectativa en torno a cómo recreará el Ayuntamiento el Nacimiento y en esta ocasión, esas expectativas no se han visto cumplidas.

El primer pesebre bajo el mandato de Ada Colau representa un libro de cuentos desplegable, con escenas de relatos infantiles ilustradas por Mercè Tous acompañadas, en ocasiones, por versos. Se trata de una instalación realizada en cartón y alejada de la tradición cristiana, en la que el típico pesebre con las figuras de San José, la Virgen María y el Niño Jesús ha sido sustituido por la imagen de una pareja joven y con ropa de calle, que tiene en brazos a un bebé, en la ventana de un segundo piso; mientras que el clásico pastorcillo es ahora un niño que lleva en sus manos un regalo mientras pasa por delante de un colmado. Sólo la imagen de los Reyes Magos sobre sus camellos sigue la tradición, aunque, para ser sinceros, tampoco falta la singular figura catalana del caganer.

Así pues, este pesebre, diseñado por Jordi Pallí, ha generado decepción entre muchos y controversia entre otros cuantos. Y es que no sólo se aleja de las trabajadas instalaciones de años anteriores, en las que el visitante podía pasear entre las casas, construcciones, montañas y demás y como si se tratara de un pequeño pueblo o barrio a escala, sino que además rompe con la tradición navideña al ofrecer una visión laicista y moderna del Nacimiento.

En años anteriores, el pesebre municipal también generó polémica. Como en 2004, cuando se llevó a cabo a partir de fotografías de los alumnos de la Escola Massana, entre las que se encontraba la del ‘famoso’ butanero o el barrendero; o en 2005, cuando se suprimió el caganer y se ofreció un pesebre ‘demasiado’ moderno.