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El problema de homenajear a Kerouac

La ordenanza municipal pone en peligro el futuro de la librería «On the road» cerca del Palau de la Música.

El exterior de la librería invita a entrar con un público que se centra en el amante de los libros local. Foto: Miquel González/Shooting
El exterior de la librería invita a entrar con un público que se centra en el amante de los libros local. Foto: Miquel González/Shootinglarazon

La ordenanza municipal pone en peligro el futuro de la librería «On the road» cerca del Palau de la Música.

¿Puede ser incómoda una librería que se dedica a vender novedades editoriales, crea clubes de lectura y homenajea la principal novela de Jack Kerouac? Aparentemente no, pero no estén tan seguros si se acercan a pocos metros del Palau de la Música, concretamente hasta la calle Verdaguer i Callís. Desde hace tres años permanece abierto «On the Road», un establecimiento regentado por Ángel Tijerín. Son treinta metros cuadrados en los que cabe todo lo que le pueda interesar a un lector de hoy, hasta el punto de que conviven las últimas obras de Eduardo Mendoza o Ignacio Martínez de Pisón junto con los clásicos de la literatura «beat», como el citado Kerouac, Allen Ginsberg o William Burroughs. Pero la vida de esta librería corre peligro y los motivos no tienen nada que ver con las letras.

Tijerín, en declaraciones a este diario, explica que todo tiene que ver con una ordenanza municipal de 1996 relacionada con los comercios que se encuentran cerca de un monumento, para que todos tengan «un orden y una estética». Eso es lo que hace que en el exterior de la librería no pueda tener una serie de elementos ornamentales, como bancos, banderolas o carteles. Incluso una imagen de cartón del Principito de Saint-Exupéry raya la ilegalidad, siempre según la ordenanza municipal. «Tampoco podemos tener las puertas abiertas, igualmente por un sentido estético y de orden», dice el librero que, por estos mismos motivos, también debe cambiar la persiana de su tienda «por una de agujeros para que no se hagan graffitis», otro de los consejos del Ayuntamiento y que supone una inversión de 1.500 euros.

El pequeño local en el que se encuentra “On the Road llevaba la friolera de 35 años con sus puertas cerradas. Cuando Ángel Tijerín se hizo con el local se encontró con algunos elementos de la fachada, así como una puerta que tampoco es del agrado de la ordenanza municipal por lo que debería moverla diez centímetros, algo que costaría «unos 3.000 euros que no tengo. Todo esto no ayuda al comercio de barrio».

Lo más sorprendente de todo esto es que el librero ha recibido una carta firmada por Gala Pin, la concejala del distrito de Ciutat Vella, en la que se indicaban todos los puntos que «On the Road» no cumplía de cara al consistorio. «Un poco más tarde coincidí con Gala Pin en el pleno de Ciutat Vella y le pregunté por la carta. Me reconoció que nunca nos había visitado, algo que hizo hace unos días», comenta Tijerín quien recuerda que «por mi tienda han pasado todos, desde ERC a Ciudadanos, interesándose por la librería. Gala Pin solamente ha estado de paso y no quiere diálogo porque se limita a decirnos que aquí hay una normativa y se tiene que cumplir».

La misiva con sello del consistorio barcelonés a la que se hace referencia en este texto contiene una serie de 19 puntos. Son los que se debe cumplir si es que no se quiere acabar siendo multado por el Ayuntamiento. Son los vinculados con rótulos identificadores, banderas o banderolas, publicidad dinámica, instalaciones sobrepuestas no permitidas -como cableado-, máquinas expendedoras o la restitución de vacíos arquitectónicos. Según el Ayuntamiento, «On the Road» no cumple siete puntos, entre ellos elementos en la vía pública o cierres incorrectos.

La situación de «On the Road» no difiere mucho de la de otros locales de la misma calle, como el Antic Teatre. «En la tienda no entran turistas y la mayoría de los clientes son, sobre todo, gente de Barcelona de entre 30 y 40 años. Aquí es donde vienen los vecinos y donde se reúnen. El Ayuntamiento lo que debería hacer es ayudar al pequeño comercio», aclara Ángel Tijerín quien, pese a todo, se muestra optimista. «Creo que lo vamos a conseguir y que todo se acabará solucionando. En un primer momento pensé en iniciar una recolecta, pero no, lo descarté porque mi negocio es tener la puerta abierta de la librería y que se vean buenos libros en el interior». Mientras todo eso pasa, «On the Road» sigue preparando talleres de lectura recomendando acercarse a libros de Aldous Huxley, Patti Smith o Ginsberg.

Hace una semana, Ángel Tijerín se encontró con la alcaldesa Ada Colau en un evento literario. Cuando le explicó el problema que está viviendo la librería, Colau le respondió con que todo esto era una cuestión de «burocracia y la burocracia va lenta».