Libros
El sentimiento de culpa de la maternidad según Care Santos
La escritora presenta su última novela, «Tot el bé i tot el mal»
Dentro del amalgama de sentimientos que encierra la maternidad, uno del que pocos hablan es el sentimiento de culpa. La idea de maternidad deja implícita la dependencia absoluta del niño respecto a su madre, como si nunca acabase de salir de la matriz.
Dentro del amalgama de sentimientos que encierra la maternidad, uno del que pocos hablan es el sentimiento de culpa. La idea de maternidad deja implícita la dependencia absoluta del niño respecto a su madre, como si nunca acabase de salir de la matriz. Entonces, cualquier experiencia negativa que le pase al niño, la madre considerará al instante que la culpa es suya, como si el niño no fuese más que una extensión de sí misma. En la adolescencia, cuando empieza cierto desapego en la relación, cierta independencia, esta primera distancia provocará todavía un aumento de este sentimiento de culpa. Y cuando este sentimiento se exacerba, la vida puede desmoronarse por completo.
La escritora Care Santos, madre de tres adolescentes, lo sabe de primera mano, y ahora indaga en esta profunda desazón con la novela «Tot el bé i tot el mal» (Columna en catalán y Destino en español). La maternidad, la vida secreta de la adolescencia, la incomunicación, y la imposibilidad de superar nuestros propios venenos conforman una novela intimista con retazos de intriga que dejará al lector abrumado y en estado de shock en muchos momentos. «Siempre he querido hablar de los adolescentes pero no en una novela juvenil, que ya lo he hecho, sino a un público adulto. Además quería hablar de la maternidad y la vulnerabilidad que siempre encierra. La novela une los dos extremos», afirma la escritora.
La historia nos presenta a Reina, que escapa a Rumanía con su amante. Allí recibirá una llamada de teléfono que le resquebrajará la vida en un instante. Su hijo acaba de intentar suicidarse. Correrá al aeropuerto pero una violenta tormenta la mantendrá inmovilizada allí dentro. Con la única ayuda de su teléfono móvil intentará comprender qué ha pasado y cómo pudo dejar que su hijo se convirtiese, en realidad, en un desconocido. «Es una mujer que lo tiene todo, un buen trabajo, un marido que la quiere, un hijo sano, y que empieza a buscar alicientes fuera de su zona de confort hasta que este incidente le cambiará por completo la idea que tiene de sí misma», comenta Santos.
Mi reino por un teléfono
Uno de los elementos cruciales de la novela es el teléfono móvil, la única forma de comunicarse con el espacio donde convalece su hijo adolescente. A partir de sus conversaciones con el padre del niño, su marido, sus profesores, sus amigos, abrirá vías de diálogo para intentar comprender lo que ha ocurrido, siempre con la angustia de no poder estar con su hijo al estar atrapada en el aeropuerto. Los diálogos, junto con ciertos flash backs, son el instrumento narrativo para contar una historia de ritmo in crecendo. «La vida de los adultos es una vida de secretos. Los niños, en la adolescencia, empiezan a entrar en este mundo de los secretos, es decir, a parecerse a nosotros. Reina sólo tendrá su móvil como esa extensión para intentar llegar a su hijo», afirma la escritora.
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