Moda
El «sí, quiero», en pantalones
Son cómodos para salir corriendo. Más de una los hubiese agradecido en el último momento si toca echar marcha atrás antes de dar el «sí, quiero». Útil para aquellas que no se ven con el cancán durante el banquete. El caso es que ellas llevan los pantalones también de camino al altar. Al menos las novias de Rosa Clará. Con una falda convertida en capa que otorgaba volumen y movimiento al diseño y un palabra de honor que minimiza la masculinidad del «look» y sin dar la sensación que quien los lleva no se toma en serio el paso que da. Más bien lo contrario. Un guiño a la funcionalidad para abrir la Barcelona Bridal Week. Novia en pantalones quizá para una mujer como la propia Clará: emprendedora, práctica, que huye de florituras en lo cotidiano y que pisa con decisión cuando hay que dar un paso adelante –en su caso, la expansión internacional–.
Y es que tener 150 tiendas de propiedad individual y franquiciadas y con ventas a 3.000 tiendas multimarca en todo el mundo, hace que el sentido de la responsabilidad aumente cuando la crisis parece no querer dar portazo y marcharse. «Ahora más que nunca hay que preparar un vestido especial para cada una de ellas. Están aquellas que quieren verse como una novia clásica con 400 invitados que busca la catedral y volumen en su vestido, pero también otras jóvenes que apuestan por casarse en una playa o en un lugar más rural que pide algo más ligero».
Así, mientras en países como Italia, la creadora considera que «nos funcionan aquellos diseños que van más íntimamente relacionados con lo que marcan las tendencias de la moda», en otros lugares, como los países orientales, «nos cuesta encajar más aquellos vestidos que tienen mayor caída, porque consideran que son camisones».
No se crean que los pantalones fueron la única vista sobre la pasarela. Rosa Clará tejió cada una de sus piezas moviéndose en el amplio abanico de mujeres que llaman a su puerta, sea en Barcelona o en Miami –una de las aperturas más recientes del grupo–. De hecho, se estrenó sobre la pasarela con un baño de sirenas. Cuerpos que marcan la silueta donde introduce, encajes y bordados de pedrería –uno de los campos que hasta la fecha no había explorado en demasía– y que configuran un «look» años 20.
Frente a estas líneas verticales, se encuentran aquellas que deciden apostar por marcar la cintura para que la falda se abra a los volúmenes y así tener una mayor presencia sea en la iglesia o en el ayuntamiento que acoja la ceremonia. En tejidos, se traduce en tules sedosos y organzas de seda que se superponen formando grandes pañuelos rematados en vainicas. Pero también en otomanes que dan más cuerpo, clásicos renovados.
Con todo este catálogo por delante, resulta relativamente fácil calibrar cuál será el punto de partida del diseño que Rosa Clará lucirá el próximo mes de junio, cuando sea ella la que dé el «sí, quiero». «Me casaré con un traje sencillo y poco ostentoso, como soy yo», comentó ayer poco antes del recital de elegancia que ofreció, ante la atenta mirada, entre otros, de la vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega -que no se resistió a fotografiar alguno de los diseños con su móvil– y Helena Rakosnik, esposa de Artur Mas.
«La Generalitat y el Ayuntamiento vamos del brazo y somos imbatibles, y vamos a sorprender al mundo porque sumar esfuerzos, con la creatividad que hay aquí, será todo un éxito, si nos ponemos todos de acuerdo», señaló el alcalde de Barcelona, Xavier Trías al término del desfile.
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