Barcelona
«El urbanismo está tan implicado en la contaminación como la movilidad»
Entrevista a Josep Anton Morguí, Investigador del Instituto de Ciencias y Tecnologías Ambientales, procedente del Instituto Catalán de Ciencias del Clima, y profesor del Dpto. de Ecología de la UB
Entrevista a Josep Anton Morguí, Investigador del Instituto de Ciencias y Tecnologías Ambientales, procedente del Instituto Catalán de Ciencias del Clima, y profesor del Dpto. de Ecología de la UB.
–¿Cuál es la situación actual de Barcelona en lo que se refiere a la contaminación atmosférica?
–Barcelona es una ciudad costera y , como tal, tiene un sistema de vientos que hace que en ciertos momentos haya un estancamiento del aire en la ciudad y en otros momentos haya una limpieza muy general, que barre toda la contaminación de la ciudad hacia el mar, pero que puede revertir con una brisa y regresar hasta que no haya una limpieza general de la caja que representa la ciudad. Barcelona tiene justamente esto, así como muchas de las ciudades costeras, que es el efecto del mar, muy importante en este juego de brisas, y el efecto de vientos más fuertes que hace que cambie este paraguas de aire que queda durante mucho tiempo parado y que en Barcelona está delimitado por las corrientes de viento que vienen por el Besós y las que vienen del Llobregat, junto a Collserola y las brisas de mar, que encajonan la ciudad. Entonces, si no hay viento se produce acumulación de gases contaminantes y luego puede ser que el viento sople de tal manera que los haga desaparecer, y también puede ser que los limpie y éstos vuelvan por el efecto del viento. Este efecto de contaminación atmosférica ha sido siempre muy importante en Barcelona. Un ejemplo: se puede pensar que la zona de la Ronda de Dalt está más contaminada que otras zonas de la ciudad por el gran número de coches que pasan, pero los vientos que soplan van limpiando esa zona y hacen que la contaminación se acumule en el centro de la ciudad, como los alrededores de la Ciutadella.
– Al margen de este efecto, ¿Barcelona produce excesiva contaminación?
–Todas las ciudades tienen una elevada contaminación. Barcelona es una ciudad que tiene la gran ventaja que gran parte del tráfico de paso pasa por fuera, por el Vallés, y todo ese tráfico pesado que va desde el sureste de España hacia Europa no cruza la ciudad. Así Barcelona tiene la contaminación propia de una ciudad que está un poco alejada del tráfico pesado, pero lo que pasa es que tiene mucho tránsito diario de vehículos: hay mucha gente de Barcelona que trabaja fuera y mucha gente de fuera que trabaja en Barcelona; estos intercambios son los que más mueven el tráfico rodado en Barcelona, y sobre todo son vehículos diesel. El coche eléctrico es básico para Barcelona, una ciudad con un potencial enorme para estos vehículos.
–Así pues, ¿la administración debería hacer una apuesta clara por el coche eléctrico?
–Es muy difícil cambiar las cosas dentro de una ciudad. Cosas que se prevén hoy, se van a poner en marcha dentro de 10 años; hay un desfase bastante grande entre cuando se hace la planificación de la ciudad y cuando se lleva a cabo. Ésta se mueve por una economía que a veces no tiene presente el modelo natural de la ciudad, es decir, cómo es la ciudad, y esto influye en la contaminación. Hay una parte importante de la contaminación ambiental en la ciudad que depende del urbanismo de la misma. No tanto de dónde se ponen más espacios verdes o dónde se dejan de poner; es muy importante que el metabolismo de la ciudad funcione. El Ayuntamiento tiene la responsabilidad de que el urbanismo de la ciudad sea tal que permita o promueva que la contaminación ambiental sea menor. Tiene que estar adaptado a cómo es la ciudad desde el punto de vista de dónde está, qué influencias recibe de su alrededor, cómo funcionan los vientos...
–¿La elevada contaminación atmosférica en Barcelona es algo puntual o estructural?
–Cada año hay momentos en los que las condiciones atmosféricas son tales que hay acumulaciones. En una ciudad costera, los vientos y adónde va la contaminación cuando ha habido viento es muy importante. Esto es la dinámica de cada día, ya que hay dos o tres horas al día en las que no hay viento y se producen las puntas de contaminación, y horas en las que hay una cierta brisa y por lo tanto, mejoran las condiciones.
–La contaminación ha ido en aumento. Entonces, ¿las medidas que se han tomado estos años para atajarla han sido insuficientes o ineficaces?
–Barcelona ha cambiado claramente en el sentido del transporte público metropolitano usando gas, por ejemplo. Aunque si hablamos se la cantidad de CO2 que se genera por el transporte, esto ha aumentado una barbaridad y seguirá aumentando porque el parque móvil también aumenta. Se necesita dar un cambio extraordinario a este fenómeno, pero para hacer esto no sólo hay que regular el transporte, cuántos coches entran y salen, sino también de qué tipo serán esos coches y además, debería tratarse desde la política urbanística de la ciudad cómo hacer Barcelona más limpia. Cada volumen o edificio que se construye en la ciudad facilita que haya unas corrientes de aire que vayan por unas calles o que no pasen nunca por otras. Todo lo que se queda acumulado abajo, cerca del suelo, para que se limpie necesita que haya una energía atmosférica que lo lleve a una altura mayor, que haya una convicción, la cual permita que los vientos fuertes se lleven esta contaminación. Hemos de permitir que el transporte atmosférico haga una limpieza natural de la ciudad facilitando que este aire llegue a una altura determinada en que los vientos más potentes se lleven esta contaminación. Hay que tener claro que la gerencia de urbanismo está tan implicada como la de movilidad en lo referente a la contaminación.
–¿Cuál es la postura del actual gobierno municipal respecto al fenómeno de la contaminación?
–Estamos trabajando para que los políticos municipales vean el urbanismo y la distribución espacial como algo muy importante. Las políticas se enfocan mucho a que no haya tanto transporte, tanto movimiento, lo cual está muy bien, pero hay que actuar en más ámbitos. Y como se planifica ahora para ejecutar en una década estoy preocupado porque no podemos esperar 12 años para que ocurran cosas. Hay que ponerse a trabajar ya y tener datos de cómo funciona la ciudad para implicar a los distintos grupos sociales y conseguir una ciudad sin mayores problemas de contaminación.
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