Cataluña
Emmanuel Guigon: «Quiero abrir el Museo Picasso a la ciudad»
El franco-suizo es la nueva cara del Museo Picasso de Barcelona, en el que tiene previsto indagar la relación del artista con la cocina o su amistad con el poeta y coleccionista Paul Éluard
El franco-suizo es la nueva cara del Museo Picasso de Barcelona, en el que tiene previsto indagar la relación del artista con la cocina o su amistad con el poeta y coleccionista Paul Éluard
– ¿Cómo está siendo su aterrizaje en el museo? Usted tiene una estrecha relación con los museos españoles.
– Estoy muy ilusionado porque hace treinta años que estoy trabajando en este mundo de los museos y tenía ganas de cambiar. Este verano me nombraron para dos puestos importantes, uno de ellos en Francia y éste en Barcelona. Tenía ganas de volver a España con donde he estado muy vinculado en los últimos treinta años, con sus museos y su arte. El Picasso de Barcelona es un museo singular. Hace quince años, Maite Ocaña, su entonces directora, me pidió que hiciera una exposición sobre Torres-García, la más importante hecha hasta ese momento. También he colaborado con la Fundació Miró, con el catálogo de Leandre Cristòfol, con el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba)... He llegado aquí un poco por casualidad porque su anterior director no ha sido candidato a su propia sucesión y, a pesar de que me habían nombrado en otro puesto en Francia, también me nombraron aquí y quise venir aquí. Tengo mucha ilusión y quiero trabajar con este equipo que lleva aquí muchos años. Conozco muy bien la colección y sé lo que se ha hecho en época de Maite y después.
– ¿Cuáles serán sus principales líneas de trabajo en el Museu Picasso?
– De un lado, que es un poco mi terreno, se han hecho aquí muchas investigaciones sobre la materialidad de las obras de arte gracias a nuestro servicio de restauración, que es muy bueno. De esas investigaciones se han hecho publicaciones, como ocurrió con el cuadro “Ciencia y caridad”. Una primera idea es reforzar el reconocimiento internacional del Museu Picasso a través de publicaciones, de una revista anual que vamos a crear con investigadores del mundo entero. Estamos firmando convenio con el Musée Picasso de París, creando más relación e intercambiando, no solamente personal, sino nuestra metodología y programas informáticos. Eso mismo también queremos hacerlo con los museos de Málaga y Antibes, creando una red de centros picassianos para tener más fuerza.
– ¿Y la relación del museo con la ciudad?
– El Museu Picasso tiene ser fama de ser turístico, a pesar de que he leído una encuesta muy interesante en la que se habla de que tiene un millón de visitantes, más o menos al año, con un nivel cultural muy alto. El 70 por ciento de nuestros visitantes han hecho estudios universitarios. Es decir, es un turismo cultural de alto nivel. Solamente nos visita un 2,5 por ciento de los barceloneses, también un 2,5 por ciento de fuera de Barcelona y un 2 por ciento de españoles de fuera de Cataluña. Quiero cambiarlo y hay que encontrar estrategias para lograrlo.
– Me gustaría que me contara cómo ha encontrado el museo porque ha habido algunas quejas, incluso en Prensa, de los trabajadores sobre el anterior responsable del centro.
– Sí, hay un ambiente... Creo que después de tres meses, los que llevo en el museo, el ambiente es bastante cordial. Soy un hombre de diálogo y me gusta multiplicar las cosas, haciendo más actividades que tengan sentido. Me gusta que esto sea un museo dinámico que no es solamente un director: es todo un equipo y el que tenemos es magnífico, tanto en biblioteca, en el centro de investigación o una parte de restauración, que no tenemos la mayoría de veces en Francia y hace un trabajo maravilloso. El museo es también la administración y hasta los guardianes son importantes. Yo estoy a favor de escuchar y reforzar la comunicación.
– Hace unas semanas presentó lo que será la próxima temporada expositiva, con la presencia del Picasso retratista o Arthur Cravan. ¿Qué más le gustaría hacer en esta línea?
– Vamos a llevar la colección fuera del museo y eso nos permitirá tener intercambios con otros centros, como el Picasso de París o el d’Orsay, con obras maestras de Toulouse-Lautrec o Degas, los pintores que vio Picasso al llegar a París. Quiero que haya exposiciones de investigación, como la que tendremos sobre Barcelona 1917, una etapa importantísima de Picasso cuando vino con los Ballets Rusos. Al lado de esta, podemos tener en 2018 exposiciones indisciplinarias, no como esas de tesis que hace un filósofo con una idea preconcebida y se buscan obras para tu discurso. Hay que estar al nivel del público y la obra. En este sentido, por ejemplo, tengo prevista una muestra sobre la gran amistad de Picasso y Paul Éluard, quien fue un coleccionista muy importante. Fueron unos amigos muy cercanos y lo acompañó mucho, incluso en lo sentimental. Por ejemplo, Éluard fue quien presentó a Dora Maar a Picasso. También habrá una exposición novedosa, nunca hecha de un tema nunca estudiado: la relación de Picasso con la cocina y los alimentos. Habrá grandes obras maestras, muchas inéditas, con muchos testimonios, desde la época dels 4 Gats hasta su muerte, pintando cocinas y alimentos como en la tradición de los bodegones españoles.
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