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«En los 40, Barcelona era una isla en un ambiente miserable»

A sus 89 años, Fernando Aleu, publica «El intercambio», un «thriller» con militares nazis y judíos alemanes en una ciudad todavía dañada por la Guerra Civil

El escritor Fernando Aleu. Foto: Shooting
El escritor Fernando Aleu. Foto: Shootinglarazon

A sus 89 años, Fernando Aleu, publica «El intercambio», un «thriller» con militares nazis y judíos alemanes en una ciudad todavía dañada por la Guerra Civil.

A sus 89 años años, Fernando Aleu es mucho más joven que muchos escritores. Con una claridad envidiables, este neurólogo que ha pasado buena parte de su vida en Estados Unidos, recrea en «El intercambio» (Roca Editorial) un episodio olvidado: el intercambio de prisioneros que tuvo lugar en el puerto de Barcelona el 27 de octubre de 1943. Todo ello se narra en un «thriller» con militares nazis y judíos alemanes en una ciudad todavía dañada por la Guerra Civil.

–¿Por qué este debut ahora y no antes?

–Eso me he preguntado muchas veces afeitándome. La respuesta real a esto es que he tenido mucha suerte en la vida. He esquiado muchos años y en una fecha muy grabada en mi memoria –porque fue el 12 de diciembre de 2012– tuve un accidente en el que me rompí cosas. Tuve que adoptar una postura más sedentaria para los próximos años, algo que coincidiera con mi jubilación. El hecho de tener tiempo libro me hizo pensar en el dedicarme a escribir cosas. Un día le conté lo que relato en el libro a mi nieta y fue ella la que me animó a meterme en serio a escribir unas novelas. Han sido casi cuatro años. La escribí inicialmente en inglés. La gente que sabe de literatura me dijo que un libro nunca se acaba y que hay un momento en el que hay que decir basta para enviarlo a una editorial. Eso hice.

–La entrevista la estamos realizando en el Hotel Palace de Barcelona, el Ritz en los 40, uno de los escenarios de su novela.

–Parto de un recuerdo personal. Estaba donde usted está sentado cuando todo esto ocurría. Este hotel estaba absolutamente lleno de alemanes. Es que no había ni una sola habitación en la que no hubiera un alemán. El hotel ha cambiado muy poco y por eso he querido presentarlo aquí. Tiene un ingrediente nostálgico de recuerdo de tiempos pasados.

–¿Cómo recuerda esa Barcelona?

–Acababa de cumplir 14 años. Cumplo años en octubre y poco después de cumplir años pasó esto. Yo nadaba para el Club Natación Barcelona con otros chicos. Un día, la Guardia Civil nos impidió el paso. «¿Por qué no podemos pasar?» «No sé por qué, pero mañana el puerto estará cerrado. Debe ser algo importante», dijo el guardia civil. Decidimos investigar y al día siguiente nos fuimos a Montjuïc con unos prismáticos a ver qué pasaba. Vemos cuatro barcos enormes que entraron por la mañana y atracaron en el muelle de España. Empezaron a llegar coches con la cruz gamada y otros con la Union Jack de los ingleses. «La Vanguardia» sacó al día siguiente cuatro páginas. Todo esto estaba relacionado con el problema judío y con el hecho de que Barcelona era una ciudad de salida para los judíos. Había un ambiente muy cosmopolita en una ciudad en la que no había turista. Era un ambiente internacional que en aquellos tiempos resultaba exótico y sexy en una España muy triste. Este hotel era una isla en un ambiente miserable.

–Lo curioso es que no se haya tocado nunca este tema en la narrativa de ficción.

–Es algo que no me explico. Hay, como dice el periodista José María Carrascal , un amplio agujero negro en la bibliografía española sobre la Segunda Guerra Mundial y es el de la participación española. ¿Por qué no se habló que en el Hotel Bristol, que estaba en Puerta del Ángel, que se enviaba a los clientes judíos a la cercana Parroquia de Santa Ana para que se hicieran católicos? Así podían arreglar papeles y marcharse a Buenos Aires. La prensa se ocupaba más en esos días de lo que pasaba fuera de España, pero no de lo que ocurría aquí.