Literatura

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«Escribir novelas es mi chaleco antibalas»

Olivier Norek, ex policía y autor de «Efecto dominó» (Grijalbo)

Olivier Norek, autor de «Efecto dominó»
Olivier Norek, autor de «Efecto dominó»larazon

Olivier Norek llega con «Efecto dominó» (Grijalbo), una novela que da una visión diferente al género policial gracias a su experiencia como teniente en el departamento judicial de Sena-Saint-Denis.

–Parece obligado empezar preguntándole qué le hizo dejar el uniforme para pasar a ser escritor de novela negra.

–¿Ser escritor de novela negra? Conozco los lugares, los delincuentes, los policías, las técnicas... Así que le doy la vuelta a la pregunta: ¿quién no está mejor situado que un policía para dedicarse a escribir una novela de este género? Al menos para hablar de historias que no son fantasiosas y que sienten y huelen terreno pisado y vivido.

–«Efecto dominó» , su tercera novela y la primera que llega a España, ¿está basada en hechos reales?

–entre un 90 y un 95 por ciento son situaciones extraídas de hechos reales. El tanto por ciento que queda es para darle el toque novelado.

–¿Puede leerse esta entrega de manera independiente a las otras dos aparecidas en Francia?

–Las historias son cerradas y por esa razón pueden leerse por separado. El lector ahora es como un lector de series; es decir, se le puede contar una historia y luego se le puede contar el origen. De hecho, «Star Wars» ya lo hizo antes de mi. Es una gimnasia que ahora en 2017 es posible y que podía ser muy pertubador para un lector de los años 60. En este libro el quipo lo pasa mal, mientras que en la primera entrega explicó cómo se conoció y en el segundo cómo se unió. Por eso no me importó mucho cuando me dijeron que en España empezaban por el tercero.

–¿Qué tiene usted del capitán Victor Coste, el protagonista de la serie?

–Su motor, lo que le motiva. Hay muchos policías que buscan al criminal estupendo. Victor Coste lo que quiere es restablecer una situación de injusticia para ser útil a la víctima. Es una manera mucho más humana de ver el oficio y esa ha sido mi manera de trabajar durante quince años.

–Usted sitúa a Coste en el departamento de Sena -Saint-Denis, también llamado SDPJ 93, que es donde trabajó.

–Sí, allí estuve durante quince años. Está París y justo al lado, en las afueras, el 93. Yo trabajé en los dos en turnos de día y noche, en la comisaría, en el departamento de la policía judicial. Fui policía raso y oficial. Así que en quince años puedo decir que he tenido una imagen completa de lo que ha sido mi oficio.

–Aprovechando que ha sido tanto policía como escritor, ¿cree que el género ha tratado bien a las fuerzas del orden?

–No puedo decir que no porque entonces me crearía enemigos entre otros escritores. Pero sí puedo decirle que hay dos tipos de miradas, como dos contratos que firma el autor con el lector. Si el lector lee uno de mis libros sabrá al cien por cien que se investiga así y que de esta manera se consigue el éxito o el fracaso. Todas las técnicas policiacas que aparecen en mis libros son reales, pero también lo es el tempo. Si una investigación dura 45 días es porque lo es así. Si no conseguimos llegar al final es porque es imposible. Es decir, es la realidad. Pero, en cambio, cuando un lector toma una novela negra de alguien que no es policía, el contrato que se subscribe es diferente. Ya se sabe que no está subscrito a la realidad, aunque no pase nada por ello. También varía la manera de ver a los policías y lo entiendo. Nosotros nos pasamos el día con delicuentes, con criminales. Es fácil que haya escritores que piensen que es imposible vivir ese día a día sin estar al final torturado, así que se crea un policía torturado. La realidad es diferente porque para ser un buen policía debes tener los pies en el suelo, ser normal y muy sensato. Pero, claro, alguien cotidiano no es un superhéroe, algo que yo intento hacer.

–Se lo preguntaba porque hay una etiqueta que le persigue y es la de realista. ¿Ese es el objetivo?

–Como soy policía, me aprovecho de esa posibilidad de conocer todo desde dentro para contar solamente la verdad. Y eso añade un punto picante a la lectura por el hecho de saber que lo que estamos leyendo es algo que le ha pasado a alguien. Mis libros los identifico como novelas, pero en realidad son mi chaleco antibalas. En «Efecto dominó» cuento la verdad, es casi un ensayo periodístico.

–En estos quince años como policía, ¿hay tiempo para leer novelas policiacas? ¿Quiénes son sus referentes?

–Era lector, pero no de novela policiaca. Porque ser policía en ese departamento, en el 93, representaba estar allí unas catorce horas diarias. Cuando tengo tiempo libre me dedico a leer otras historias. Es decir, dedicaba más tiempo a John Irving que a Víctor del Árbol. Al convertirme en escritor de este género, sí que me he interesado en saber un poco más sobre lo que estaba haciendo. Sigo mucho a Ken Follet y a Fred Vargas, además de autores franceses.