Política

Fernández reivindica la valía del pasado del PP en Cataluña frente a C's y Vox

El líder destaca la «concordia» con la que el partido ha afrontado los ataques sufridos durante los últimos 40 años

Alejandro Fernández, Josep Bou y Adolfo Suárez firmando el libro de visitas en la Casa Castilla La-Mancha
Alejandro Fernández, Josep Bou y Adolfo Suárez firmando el libro de visitas en la Casa Castilla La-Manchalarazon

Ante el competido escenario que tiene para mantener su hegemonía en el bloque de derechas, el PP no ha dudado en recurrir a su pasado frente a C's y Vox.

Ante el competido escenario que tiene para mantener su hegemonía en el bloque de derechas, el PP no ha dudado en recurrir a su pasado frente a C's y Vox. Tomando como referencia el salto de Inés Arrimadas a la política nacional y el supuesto vínculo a la «presión» que sufre en Cataluña, el líder de los populares catalanes, Alejandro Fernández, revindicó ayer la importancia del PP en Cataluña durante los últimos 40 años y las «circunstancias difíciles» con las que ha tenido que lidiar, con «escraches» y «ataques». «Se nota que no eres del PP, porque lo llevamos sufriendo 40 años», espetó en un acto celebrado junto al presidente de la Fundación Concordia y Libertad, Adolfo Suárez, y el alcaldable del PP en Barcelona, Josep Bou, en la Casa Castilla La-Mancha, que estaba abarrotada. Y a pesar del contexto, la respuesta siempre ha sido, según subrayó, la «concordia», frente, por ejemplo, a la «performance» que protagonizó el domingo ante la puerta de la casa de Carles Puigdemont en Waterloo. «El nacionalismo nunca se ha vencido con nacionalismo ni el populismo se ha vencido con populismo», afirmó.

En la misma línea, Suárez también dirigió dardos a Vox y C's, aunque puso el acento sobre la ejemplar Transición o el espíritu olímpico del 1992, que engrandeció a España, Cataluña y Barcelona, como vías para desterrar el desgaste que está suponiendo el «procés» para la autonomía. Ahora bien, se mostró muy crítico con el PSOE: «Nos ha enseñado la distancia sideral que existe entre la moderación y el centrismo que proclama con la sinrazón y crispación que practica». A su entender, el 28 de abril está en juego «la existencia la nación española frente a los que se la quieren cargar».

Por último, Bou, que suscitó muchos aplausos y la complicidad de los asistentes, se mostró como el candidato para impedir que Barcelona se convierta en la «capital de la República catalana» y el garante de pactos constitucionalistas tras las elecciones municipales del 26 de mayo. En este sentido, puso bajo sospecha al PSC y un hipotético pacto con Maragall. Asimismo, reivindicó su «criterio empresarial» para recuperar a la capital catalana en materia económica y social –garantizó que, frente a Colau, él sí sería capaz de atraer inversión, generar riqueza o alcanzar las 8.000 viviendas sociales–.