Música

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Hologramas

La Razón
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Cada día llegan numeroso de correos electrónicos a la redacción y, concretamente, en el caso de la sección de Cultura la cantidad es ingente: convocatorias para presentaciones de exposiciones, libros, obras de teatro... Pero también ocurre que a veces llegan cosas insólitas, demasiado insólitas.Hace unos días recibíamos el aviso de una serie de conciertos que tendrán lugar en Europa en breve. Es el regreso a los escenarios de Maria Callas. Uno recibe estas cosas y se pellizca el brazo porque no sabe si está soñando o le quieren gastar una broma. Pero no, la nota de prensa no estaba equivocada. Dentro de poco comienza a rondar por teatros y acompañado de una orquesta un holograma con forma de la Callas. La voz es la de sus mejores grabaciones, las mismas que pueden comprarse en cualquier tienda de discos, pero el cuerpo y el rostro son de una de sus viejas filmaciones debidamente digitalizada y tratada.

En Reino Unido ya se ha hecho lo mismo con Roy Orbison. En su casa se ha superpuesto el rostro del cantante al de un actor que, convertido en holograma, surge en el escenario como un fantasma. Este sábado se anunció que el mismo equipo de resucitadores de músicos muertos hará algo parecido con Amy Winehouse.

Tiene todo esto un punto de evidente sonada nostalgia, aunque no deja de ser una perversión de la imagen, un querer recrear lo que es imposible por muchos efectos especiales que se le pongan.

Me hubiera gustado mucho ver en concierto a Gainsboug, Cash, Elvis o los Beatles, pero me conformo con sus filmaciones y con sus discos. Lo otro es como darle vida a un museo de cera: recreaciones fieles de la realidad, pero sin espíritu. Será interesante saber qué opinan Callas, Orbison o Winehouse de esto, pero no hay holograma que nos invite a hablar con ellos.