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Jordi Pujol: «Defenderé a mis hijos hasta el final»

El cerco judicial a la familia Pujol precipitó el comunicado de confesión sobre las cuentas en el extranjero.. El expresidente no comunicó su decisión a Mas hasta la mañana del viernes.

«Era casi un tacaño, odiaba el despilfarro», aseguran en su entorno
«Era casi un tacaño, odiaba el despilfarro», aseguran en su entornolarazon

El cerco judicial a la familia Pujol precipitó el comunicado de confesión sobre las cuentas en el extranjero. El expresidente no comunicó su decisión a Mas hasta la mañana del viernes.

Un paso adelante para frenar informaciones comprometidas, filtraciones traicioneras y consecuencias penales. Y sobre todo, un claro intento de exculpar a sus hijos. Así justifican en el entorno personal y político de Jordi Pujol su anuncio de que tiene dinero irregular en el extranjero.

El ex presidente de la Generalitat llevaba meses muy afectado ante el cerco judicial a su familia, cada día más estrecho. Desde hace días, en el amplio piso de la calle General Mitre, su residencia de tantos años en el corazón de Barcelona, cuna de los miembros del «clan pujolista», recibía a varios asesores y juristas. El vendaval que se avecinaba aconsejó el comunicado, que se gestó de común acuerdo con toda la familia y del que informó a Artur Mas en la misma mañana de su difusión. El descubrimiento de estas cuentas le obligó a hacerlo para evitar males mayores, justo cuando Mas presentaba en la sede de CDC a Josep Rull como sucesor de su hijo Oriol. El mazazo era tremendo.

A todos cuantos le han visitado en estos meses les había dicho lo mismo: «Defenderé a mi hijos hasta el final». Su asunción de toda la responsabilidad así lo demuestra. Varios hechos precipitaron la noticia, entre ellos las investigaciones de la Brigada de Blanqueo de Capitales de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal. Aquella a la que hace tiempo se refirió el propio Pujol, en una entrevista televisiva, en estos términos: «¿Pero quién coño es la UDEF?». Pues bien, el organismo fiscalizador perseguía la pista desde hace tiempo y pasaba puntual información al juez Pablo Ruz, en la Audiencia Nacional, dónde está imputado su hijo mayor, Jordi. Según fuentes judiciales, el albacea a quien el ex presidente se refiere es identificado por la UDEF como Artur Mas Barnet, padre del actual inquilino de La Generalitat. El escándalo podía ser mayúsculo. Además de otros informes policiales sobre cuentas en Suiza y Liechtenstein controladas por sus hijos.

Por si fuera poco, el ex presidente y sus asesores tuvieron noticia de alguna venganza por parte de un antiguo empleado de banca en Andorra, que habría sustraído documentos y amenazaba con divulgarlos. Con todas las causas pendientes, la única manera de amortiguar el riesgo penal era la afloración de bienes, regularizarlos de inmediato y ponerse a disposición de las autoridades tributarias o instancias judiciales. Aun con el alto coste monetario, mucho más que el aflorado, con la petición de perdón, y responsabilidad única, permitía salvar la cara al hijo mayor, Jordi Pujol Ferrusola, quien desde hace años maneja el patrimonio exterior de la familia. Por otro lado, la avanzada edad del ex presidente, ochenta y cuatro años, impediría, si llegara el caso, su entrada en prisión, lo que para muchos juristas es también un motivo de peso en su decisión.

Todos en su círculo más íntimo destacan el valor que Pujol siempre ha dado a la familia. «Cuando habla de sus padres, su mujer, sus hijos o nietos, alza la voz con orgullo», dice alguien muy cercano. El día que fue elegido presidente de la Generalitat, el menor, Oleguer, cumplía ocho años. Los Pujol-Ferrusola siempre han funcionado como un «clan» unido, reuniéndose a almorzar los domingos o practicando senderismo por las montañas pirenaicas. Precisamente sus amigos recalcan que el patriarca llevaba una vida sencilla, sin más caprichos que hacer kilómetros por las montañas de su casa en Queralbs.

«Era casi un tacaño, odiaba el despilfarro», aseguran quienes han estado con él muchos años. Por ello, la sorpresa fue inmensa cuando empezaron a salir los escándalos, la ambición desmesurada de la familia, que muchos atribuyen a su esposa, Marta Ferrusola, y algunos de sus hijos y nueras.

Cataluña está conmocionada y los dirigentes de la Federación estupefactos. En la sede de CDC el tema cayó como un jarro de agua fría, dado que sólo Artur Mas conocía los planes del ex presidente. Hace días, cuando la familia decidió que debía regularizar el dinero, Pujol tuvo una primera conversación con Mas. En ese momento, Mas estaba en pleno fragor de rumores sobre su entrevista con Mariano Rajoy y acordaron guardar silencio. Nadie en Convergencia, a excepción de Oriol Pujol, sabía del comunicado, que también se pactó difundir tras su renuncia como secretario general del partido. Expertos juristas consideran este hecho y su abandono como diputado significativo, dado que al perder la condición de aforado, el escándalo de las ITV vuelve al Juzgado de Instrucción número nueve de Barcelona, que ya lo sobreseyó en una ocasión. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, y sobre todo la fiscalía Anticorrupción, han sido mucho más estrictos y ajenos a las presiones políticas.

En el otro partido coaligado, Unió Democrática, el estupor ha sido total. Su líder, Duran Lleida desconocía los planes de Pujol y se enteró del comunicado en la Costa Brava, donde sus suegros poseen una casa y festejaban la graduación en Derecho de su hija mayor, Marta. No obstante, en los últimos días los rumores por Barcelona eran un clamor sobre posibles noticias sucias contra la familia Pujol. Tanto en CDC como en Unió se ha optado por un perfil bajo, discreto, y secundan la reacción de Artur Mas: «Es un tema estrictamente personal». Pero en privado son conscientes del daño que hace a la Federación nacionalista, máxime en un momento político muy delicado, con la entrevista de Mas en La Moncloa en ciernes. «Es lo que nos faltaba para ir con las orejas gachas», dice un veterano dirigente de CiU.

Por ende, la noticia echa por tierra el victimismo nacionalista y las declaraciones que vinculaban el cerco a los Pujol como «un ataque a Cataluña». El discurso se cae por sí solo, cuando los ciudadanos acaban de pagar sus impuestos y hacer la declaración de la renta. Eso, sin olvidar el papel que ahora puede volver a tener la Oficina Nacional del Fraude, que ya en enero del pasado año investigó a la familia a raíz de las actividades económicas de Jordi Pujol Ferrusola, reveladas por una antigua amante y que llenaron ríos de tinta. Todo este entramado y sus consecuencias precipitaron la decisión del ex presidente, un hombre que lo tuvo todo y llegó a ser nombrado español del año. Con fama de alto estadista, que gobernó y pactó con Felipe González y José María Aznar, y que padece ahora el ocaso de toda una vida. «Está muy tocado, pero en piña con sus hijos» afirman quienes le han visto.

«Majos, muy majos»

Una y otra vez, Jordi Pujol Soley había negado disponer de cuentas personales en paraísos fiscales, e incluso que se sentía indefenso ante los informes de la UDEF. Ahora, todo queda sepultado y lesiona sobremanera a la formación política que él fundó. Recuerdo bien muchas de mis conversaciones con el ex presidente, con quien mantuve una intensa relación profesional. Pujol solía invitarnos a almorzar periódicamente a un grupo de mujeres periodistas y hoy me viene a la cabeza lo que una vez nos dijo: «Estar mucho tiempo fuera de casa es un aguijón de la política. Por suerte, mi papel lo ha asumido a la perfección mi mujer, ha sido una madre espléndida. De mis hijos tengo un alto concepto, no me han dado grandes disgustos y me han salido majos, muy majos». Era el año 1994 y así lo escribí. Ironías de la historia.