Teatro
Jorge Blass convierte a las nuevas tecnologías en magia
Quien crea que en esta era hipertecnificada y deshumanizada por las redes sociales se ha perdido por completo la magia está muy equivocado.
Quien crea que en esta era hipertecnificada y deshumanizada por las redes sociales se ha perdido por completo la magia está muy equivocado. Al menos eso demuestra el ilusionista Jorge Blass, que regresa a los teatros barceloneses con su nuevo y espectacular «show». El popular mago parece que ha convertido Barcelona en su último centro de operaciones por sus constantes visitas y su dirección del I Festival de Magia de Barcelona, pero ahora regresa renovado y con nuevo espectáculo, en el que demuestra que una tablet da para mucho.
De esta forma, las nuevas tecnologías protagonizan por completo el montaje «Palabra de Mago». De esta forma, impresoras 3D, teléfonos móviles o redes sociales se combinan con herramientas tradicionales, como las barajas de cartas, en este nuevo espectáculo de magia que el ilusionista madrileño estrena esta noche en el Teatro Poliorama de Barcelona.
El montaje lleva más de un año de gira y ha pasado por el Teatro de la Luz Philips Gran Vía de Madrid y el Teatro Gayarre de Pamplona, entre otros. El espectáculo, que estará en Barcelona hasta el 8 de octubre, «es una reflexión sobre el apasionante mundo de los magos, con efectos e ilusiones muy sorprendentes», como resume Blass.
La magia parece que vive un buen momento y cada vez son más los espectáculos de este género que llenan los teatros de gran capacidad. Lejos han quedado los años en que la magia parecía reservada para fiestas o salas alternativas. la magia de proximidad está muy bien, pero hay muchos tipos de magia y se ha descubierto que el público quiere estos macroespectáculos.
En «Palabra de Mago», por ejemplo, hay un número espectacular en el que Blass hace aparecer a una persona inesperadamente, así como varios números participativos, aunque no se fuerza a nadie a salir a escena. Eso sí, el mago, por ejemplo, en otro de sus números entregará cartas a todos los espectadores para, llegado el momento, hacer un truco de magia que se resuelve en las manos del público.
Las constantes proyecciones y hasta un grupo de tres inesperadas bailarines cierra un espectáculo de magia que demuestra que el teatro es su espacio natural, ni la televisión, ni las salas pequeñas, ni las fiestas privadas, la magia es un teatro de grandes repercusiones y Blass lo hace como nadie. Hasta que los gurús de la inteligencia artificial no invente los magos robot, esta parece la magia del siglo XXI.
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