Cataluña
Josep Rull: «No descartamos la declaración unilateral de independencia»
Entrevista con Josep Rull, coordinador general de CDC: «No descartamos la declaración unilateral de independencia siempre que los catalanes pasen por las urnas y no haya vías de negociación»
Hace un mes que Josep Rull se convirtió en número dos de Convergència después de varios meses ostentando las funciones de forma interina. Rull, que ha sustituido a Oriol Pujol, se ha hecho cargo de la maquinaria de CDC en un momento extraordinariamente complejo. Debutó en el puesto de coordinador general justo en el momento en que Jordi Pujol confesó haber ocultado en el extranjero una fortuna a Hacienda y cuando apenas faltaban cuatro meses para el día «D», el 9 de noviembre. Las incertidumbres sobre el proceso soberanista persisten, pero Rull intenta no titubear.
–¿Mas va a sacar las urnas a la calle el 9 de noviembre para que Cataluña vote su independencia?
–Nuestro objetivo es sacarlas a la calle porque tenemos la legalidad, la legitimidad y el apoyo del principio democrático para poder hacerlo.
–¿Significa eso que la consulta no se hará mediante unas elecciones plebiscitarias?
–No habrá elecciones plebiscitarias el 9 de noviembre. Estamos a punto de aprobar la ley de consultas en el Parlament con el aval del Consejo de Garantías Estatutarias y, por tanto, con el amparo de la Constitución y el Estatut. Hay que ver esas urnas como el espacio de encuentro entre Cataluña y el Estado español. Las urnas y el 9-N no son el problema, sino la solución. Apelamos al Gobierno de Mariano Rajoy a que no entorpezca este proceso.
–CiU dijo que hilaría muy fino para asegurar la constitucionalidad de la ley de consultas, pero el Consejo de Garantías Estatutarias ha avalado el proyecto por la mínima. ¿Contemplan realizar modificaciones en el proyecto?
–El artículo 92 de la Constitución abre implícitamente varias posibilidades para habilitar sistemas de participación diferentes al referéndum y ésta es la base de la ley de consultas. Hemos querido separarnos claramente de lo que es un referéndum, tal y como nos había advertido el Gobierno y el Tribunal Constitucional.
–Sin embargo, los cuatro votos particulares del Consejo de Garantías Estatutarias insisten en que la ley da lugar a un referéndum encubierto.
–Nosotros hemos querido centrarnos en el artículo 122 del Estatut. Lo hemos querido copiar literalmente y desde esta perspectiva nadie lo ha puesto en duda. Lo que queda claro es que nosotros hemos de poder captar la opinión de la gente sin el mecanismo de un referéndum. No nos hemos tomado más margen que el que nos dan el Estatut y la Constitución. En todo caso, lo que no puede ser es dar más importancia a los votos particulares que al dictamen aprobado por el Consejo de Garantías Estatutarias.
–Es decir, que no habrá cambios en la redacción del proyecto.
–Miraremos las enmiendas que presentan otros grupos parlamentarios y las estudiaremos. Quiero recordar en este punto que la ley ya salió adelante en la comisión con el 80 por ciento de los votos y todo apunta a que se aprobará en el pleno con esta misma mayoría. El Gobierno debería prestar atención a esta amplia mayoría.
–Sin embargo, el aval del Consejo de Garantías se produjo con una mayoría justa (cinco a cuatro). Esto no se corresponde a las «grandes mayorías» que ha pedido Artur Mas desde que puso en marcha el proceso soberanista.
–Es una mayoría clara. ¿O acaso se aprobó la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut por unanimidad? No. Y en ese momento se nos dijo a los catalanes que si nos sentíamos nación no teníamos cabida en la Constitución. Si en ese caso no se cuestionó desde instancias estatales la validez de la sentencia del Estatut, tampoco se puede cuestionar ahora la validez del aval del Consejo de Garantías Estatutarias.
–¿Aceptará Convergència de la misma forma la legitimidad de una futura sentencia del Tribunal Constitucional sobre la ley de consultas?
–No avanzamos acontecimientos. Primero hay que ver qué pasara, si el Gobierno presentará un recurso contra la ley o si el Parlament modificará alguno de sus enunciados. Cualquier decisión sobre el 9 de noviembre la tomaremos en Cataluña desde la unidad. Si el Gobierno presenta un recurso de inconstitucionalidad contra la ley, ésta queda suspendida desde que entra en el registro y nosotros lo primero que haremos es pedir que se levante esta suspensión.
–¿Pero aceptan o no aceptan la legitimidad del Tribunal Constitucional?
–Hay una legitimidad que tendremos en cuenta con carácter rotundo que es la del Parlament de Cataluña. El Tribunal Constitucional se posicionará en un sentido u otro, pero nosotros lo que queremos es que cualquier decisión en última instancia en recaiga en el Parlament de Cataluña.
–Rajoy se mostró convencido de que Mas no hará nada ilegal. ¿Convergència puede dar una garantía en este sentido?
–No queremos contemplar otro escenario que no sea el de las cosas bien hechas, conforme a los principios de legalidad – es decir, de una ley emanada del Parlament de Cataluña–, de legitimidad y de democracia. Nos moveremos siguiendo estos principios y lo que decimos es que hay que hablar de política. Pedimos a Rajoy que no impugne la ley y que haga una propuesta interesante para seducir a los catalanes.
–¿Y si la impugna?
–Actuaremos desde la unidad de acción de los partidos catalanes, que es lo que da fuerza a este proceso. Cualquier decisión la tomaremos con el máximo nivel de consenso y corresponderá finalmente al pueblo de Cataluña a través del Parlament.
–¿Comparte la percepción de que la toma de decisiones viene condicionada por la fuerza de ERC? Dicho de otra forma, ¿Esquerra pide a Convergència más de lo que Convergència puede asumir?
–Nosotros el compromiso lo tenemos con el pueblo de Cataluña, que avaló nuestro programa electoral. Las formaciones que defendían el derecho a decidir vencieron las elecciones de forma rotunda y todo este proceso es producto de la evolución. CiU hizo campaña por la Constitución de 1978, dio apoyo a gobiernos de PSOE y de PP, y dio estabilidad para el ingreso en la UE. Hemos contribuido durante años a modernizar España convencidos de que esto tendría un retorno en forma de reconocimiento y nos hemos dado cuenta de que después de todo esto España renuncia a ser el Estado de los catalanes. Creemos que no hay más recorrido y que Cataluña, por tanto, tiene derecho ahora a construir un Estado propio.
–¿Entiende que haya mucha gente que vea ahora a CiU como una competidora de ERC y no como una formación centrada en dar estabilidad en el conjunto de España?
–El catalanismo, desde su fundación siempre ha tenido el mismo objetivo, y es reivindicar los mejores instrumentos para servir al país. La autonomía ha sido un instrumento útil durante muchos años, pero hoy muchos de los que no eran independentistas creen que hay que buscar una vía distinta a la de la autonomía. Este instrumento ya no es válido porque la autonomía ya no nos da margen y estamos en un proceso de recentralización terrible. La pregunta del millón que se debería formular el Madrid político es cómo puede ser que hace cinco años sólo el 15 por ciento de los catalanes quisiera la independencia y ahora ese porcentaje se sitúe entre el 45 y el 60 por ciento.
–El rumbo soberanista trazado por Convergència parece tener un claro beneficiario y es ERC. ¿Lo comparte? ¿No tiene CDC el miedo a perder la hegemonía en Cataluña después de 34 años?
–Lo que existe es el desgaste de CiU producto de haber gestionado una situación de crisis en un contexto de recortes. Todos los gobiernos lo han sufrido y nuestro punto de partida era el de unas finanzas devastadas. Rajoy podría ganar las elecciones ahora, es cierto, pero lo haría con una sangría de votos muy importante. ¿Cuántos gobiernos han caído fulminados por la crisis? El Govern de CiU, pese a todo, es de los pocos ejecutivos europeos que se ha mantenido después de unas elecciones pese las duras decisiones que ha tenido que tomar. Lo que no se puede concluir es que el desgaste de CiU es producto de una política relacionada con ERC.
–¿Puede producirse la entrada de ERC en el Govern antes del 9 de noviembre?
–Dependerá. ERC garantiza la estabilidad del Govern en el día a día y en función de cómo vaya el proceso del 9 de noviembre nos puede interesar reforzar los instrumentos. Esta posibilidad de incorporar a más partidos está abierta al gobierno catalán y lo está desde el principio de la legislatura.
–En el horizonte figura la posibilidad de una declaración unilateral de independencia de Cataluña. ¿CDC la contempla?
–Lo que nosotros queremos es hacer en Cataluña un proceso como el de Escocia y como el de Québec. Y para hacerlo hay que construir una mayoría en las urnas y luego hay que negociar cómo se concreta la secesión si es que hay una mayoría para ello. De momento, estamos en este punto todavía. Creeemos que existen suficientes elementos de derecho interno español y de derecho internacional para que se exprese la voluntad de los catalanes.
–¿Pero descarta la declaración unilateral de independencia?
–No la descartamos siempre que los catalanes hayan pasado por las urnas y se hayan agotado las vías de negociación. Pero insisto, hay elementos suficientes para hacer las cosas de forma pactada como se hacen en otros países.
–Hace un mes, Jordi Pujol confesó que ha tenido dinero negro en el extranjero durante 34 años. ¿CDC tiene constancia de si Pujol va a comparecer en el Parlament?
–No la tenemos. Hemos dicho que valdría la pena que compareciera, pero lo cierto es que el Parlament todavía no lo ha pedido. Pujol, en todo caso, no le ha trasladado a Convergència su intención. Creemos que si el Parlament pide su comparecencia hay que atenderla.
–¿Convergència no tiene control sobre Jordi Pujol?
–No. Esto es una decisión que toma Jordi Pujol. Convergència únicamente le ha trasladado su opinión y es que es bueno para él que dé las explicaciones pertinentes, que es bueno para las instituciones y que es bueno para Cataluña. Ya hemos dicho lo que teníamos que decir.
–¿Cómo afecta la confesión de Pujol a CDC y al proceso soberanista?
–Ha sido un trastorno importante. Muchos de nosotros somos hijos políticos de Pujol y la afectación es muy íntima. Ha sido un gobernante extraordinario en la historia de Cataluña, pero es cierto que la confesión afecta a Convergència y vamos a intentar revertir la situación. Vamos a intentar separar el patrimonio de su obra de gobierno de un error reprobable confesado por el president Pujol. Hemos sufrido una afectación en la imagen de Convergència e intentaremos recuperar la confianza de los catalanes.
–A menudo se proyecta desde Cataluña la idea de que un Estado nuevo superará en calidad democrática y ética a España. ¿La confesión de Pujol no desmonta esta idea?
–Esto es ignorar la madurez política de un pueblo. Errores se han cometido en muchos sitios. ¿Alguien piensa que España debería renunciar a su Estado por los casos de corrupción que ha habido en su historia? Creo que no tiene sentido. Y me parece que la gente sabe separar lo que es un error específico de un proceso que incluye a toda la sociedad catalana. Sinceramente, no creo que el «caso Pujol» afecte al proceso soberanista.
–En caso de que Pujol no comparezca ante el Parlament, CiU se arriesga a una comisión de investigación sobre el fraude fiscal. Así al menos lo ha advertido ERC. ¿Teme llegar a este extremo?
–Creo que el president Pujol demostrará el respeto institucional que siempre ha tenido al Parlament de Cataluña. Este martes, día 2, se aprobará probablemente la petición de comparecencia y a partir de aquí habrá un margen de tiempo para citarlo en la Cámara.
–¿Qué opinión tiene de su nota de confesión? ¿La esperaban? ¿Considera que fue suficiente?
–No la esperábamos, no la conocíamos y no nos corresponde valorarla.
–Este miércoles se reúnen en el Palau de la Generalitat el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y Artur Mas. ¿Qué espera CDC de esa reunión?
–Esperamos de Pedro Sánchez lo mismo que de Rajoy, que entienda que la consulta es una solución, no es un problema. Pedimos diálogo en este sentido y creemos que el punto de acuerdo debe ser muy simple: conocer la opinión de los ciudadanos de Cataluña antes de decidir nada.
–¿Puede ser una ocasión para explorar la denominada «tercera vía» para hallar un mejor encaje de Cataluña en el conjunto de España o lo descarta?
–Lo que decimos es que las instituciones españolas, los partidos de ámbito estatal, tienen el derecho a plantear a Cataluña la solución que consideren y someterla a votación al mismo nivel que el Estado propio. Este mecanismo sería el más pertinente.
–El Gobierno está decidido a aprobar una reforma para la elección directa de alcaldes. ¿Qué opina CDC?
–No la conocemos formalmente y tenemos que ver en qué términos se sustenta actualmente. Pero hacer una reforma de este calado a siete u ocho meses de unas elecciones municipales no es la manera más pertinente de plantearla. Muy a menudo las formas acaban condicionando el contenido. Y las formas en este caso no son las adecuadas ni por calendario ni por voluntad de consenso.
«No contamplamos la ruptura de CiU»
–¿La intención de Convergència, en todo caso, es reforzar su alianza con ERC, quizá con listas conjuntas para las próximas elecciones?
–Tenemos una hoja de ruta que tiene dos prioridades: hallar una salida a la crisis y culminar el proceso del derecho a decidir. Esquerra nos permite avanzar en ambos sentidos. Respecto a listas conjuntas, ya veremos. Nosotros queremos concentrarnos en la prioridad del 9 de noviembre y no contemplamos en este momento las listas conjuntas.
–¿Su alianza con ERC no perjudica la relación interna entre Unió y Convergència?
–Quien pacta el día a día con ERC no es Convergència, es CiU. En los últimos 35 años, CiU ha sido una historia de éxito y no contemplamos su ruptura.
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