ERC
La apuesta soberanista paraliza el Parlament en el inicio de legislatura
La única ley que está tramitando la cámara es la de consultas para convocar el referéndum
La apuesta soberanista que Artur Mas escenificó con el pretexto de que el Gobierno se negaba a aceptar una financiación similar al concierto vasco y navarro, le ha causado a CiU un sinfín de dolencias.
La apuesta soberanista que Artur Mas escenificó con el pretexto de que el Gobierno se negaba a aceptar una financiación similar al concierto vasco y navarro, le ha causado a CiU un sinfín de dolencias. La federación nacionalista sufre las secuelas del batacazo que se dio en las elecciones que Mas convocó para legitimar la convocatoria de un referéndum de autodeterminación. Además de perder doce escaños y tener que pactar con ERC, la aventura de Mas abrió una etapa de enorme inestabilidad en Cataluña. A la dificultad de gobernar la crisis, tras el 25 de noviembre, hay que sumar un Parlament más difícil de gestionar. La actividad legislativa es apenas inexistente. La única ley que se está tramitando es la de consultas.
Tras firmar un acuerdo de legislatura con ERC, donde se compromete a tener listos los instrumentos para poder convocar una consulta en 2014, CiU se ha apresurado a acelerar la tramitación parlamentaria que dará luz verde a la Ley de Consultas Populares no Referendarias. Era uno de los cuatro proyectos de ley que estaban en curso la anterior legislatura, que quedó en compás de espera cuando Mas decidió convocar elecciones anticipadas. Otros eran la modificación de la ley de centros de culto, así como la modificación del código de consumo.
Prioridades
De los cuatro proyectos, la ley de consultas ha sido el primero que los grupos parlamentarios han recuperado este mandato. La decisión sólo fue criticada por el PP y Ciutadans bajo el argumento de que los políticos deben dedicarse a resolver los problemas que de verdad preocupan a la gente, esto es la crisis y los 900.000 parados que suma Cataluña, y olvidarse de correrías ideológicas. Una acusación para la que el Govern tiene su réplica.
El mantra más repetido por el equipo de Artur Mas es que «autogobierno y recuperación económica son dos caras de la misma moneda». Los nacionalistas están obligados a hacer equilibrios entre Esquerra, que exige al Govern que acelere el proceso soberanista que debe culminar con la celebración de la consulta en 2014, sus socios de Unió y el Gobierno, con quien no tiene otra salida que llegar a acuerdos para conseguir financiación.
Pero con el argumento de que «autogobierno y recuperación económica son dos caras de las misma moneda», CiU y ERC, junto a ICV, PSC y la CUP, respaldaron hace dos semanas la ponencia parlamentaria de la ley de consultas. Una vez debatidas las enmiendas, la ley pasará por la comisión de Asuntos Institucionales y se votará antes de verano, lo que permitiría a Mas convocar la consulta en otoño, tal y como pretende ERC. La celeridad aplicada a la ley de consultas contrasta con la parálisis parlamentaria. Si bien hay dos ponencias que debaten la ley electoral y la ley de transparencia catalana, las iniciativas para salir de la crisis son nulas. La ley de consultas es la mejor muestra de que la legislatura es continuista. No ha habido cambio de gobierno ni de president, aunque hay cinco consellers nuevos, todos habían trabajado en el anterior gabinete. Los cien días de gracia que Mas agotó el jueves no estaban justificados.
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