Patrimonio

La casa de Jacint Verdaguer, a sus pies

Vil·la Joana, el caserón donde murió el poeta en 1902, reabre sus puertas tras una larga restauración para celebrar el valor de la palabra.

El caserón Vil·la Joana se mantiene con su encanto y embrujo en pleno paruqe de Collserola y con la restauración vuelve a brillar como un oásis en medio de la salvaje vegetación como cuando lo visitó Verdaguer.
El caserón Vil·la Joana se mantiene con su encanto y embrujo en pleno paruqe de Collserola y con la restauración vuelve a brillar como un oásis en medio de la salvaje vegetación como cuando lo visitó Verdaguer.larazon

Vil·la Joana, el caserón donde murió el poeta en 1902, reabre sus puertas tras una larga restauración para celebrar el valor de la palabra.

En pleno parque natural de Collserola, levantado entre la espesa vegetación como si de un monolito se tratara, se vislumbra Vil·la Joana, mansión de aire romántico donde Jacint Verdaguer pasó sus últimos días. Cualquier casa que se bautice, que se personifique, está claro que esconde una historia reveladora e interesante, y Vil·la Joana no es una excepción. Por la noche, la brisa que se cuela por la montaña y silba entre los arcos y balcones, parecen las voces serenas de arcanos poetas. Para los oídos sordos, sólo es viento, pero para los letraheridos, por Dios, ha de ser Verdaguer, ¡ha de serlo!

Apenas pasó en el lugar 24 días, pero no necesitó más para inmortalizarlo, El 10 de junio de 1902, Verdaguer moría en este fascinante caserón uniendo sus vidas para siempre. Después de años medio olvidada, y tras una larga restauración, ahora Vil·la Joana reabre sus puertas, y lo hace con ambición, convencida de su papel integral dentro de la cultura catalana, y con la intención de convertirse en un centro de reivindicación del valor de la palabra literaria.

Sólo abrirá los fines de semana, a partir del jueves, pero promete ser un buen lugar de peregrinaje para todos los amantes de la literatura en general y de Verdaguer en particular. El teniente de alcalde de Cultura del Ayuntamiento, Jaume Collboni, inauguró ayer la sede junto con el director del Museo de Historia de Barcelona, Joan Roca y varios arquitectos y museógrafos que han lavado la cara al caserón.

Sobre todo, sus responsables quisieron dejar claro ayer de que lo que aquí se presenta no es un mausoleo, no es una tétrica escenificación del lugar donde murióel poeta catalán. Eso sí, se conserva la cama donde murió de tuberculosis o el oratorio donde rezó al final de su vida.

Con una inversión de más de cinco millones de euros, la restauración permite recuperar un «patrimonio arquitectónico valioso y singular», en palabras de Collboni, para quien la nueva Vil·la Joana ha de convertirse en una de las «piezas clave» del mapa que ha de establecer a Barcelona como una de las grandes ciudades literarias a nivel universal.

Cuatro generaciones

El caserón sigue estando al cuidado de la misma familia que desde hace cuatro generaciones busca que, más allá de intervenciones municipales, este caserón no caiga en la decadencia. Dolors Xufré, la actual cuidadora, recuerda perfectamente como su bisabuela fue la persona encargada de darle la sopa a Verdaguer cuando allí residió. Xufré seguía en la puerta cuando en 2014 se inicieron las obras de rehabilitación, salvando del estado de ruina técnica al edificio.