Política

Barcelona

La Generalitat aumenta el 36% la partida a las embajadas frente al 1,5% de Sanidad

El conseller de Economía de la Generalitat, Andreu Mas-Colell, hace entrega a la presidenta del Parlament, Nuria de Gispert, del proyecto de ley de presupuestos y la ley de acompañamiento en formato digital
El conseller de Economía de la Generalitat, Andreu Mas-Colell, hace entrega a la presidenta del Parlament, Nuria de Gispert, del proyecto de ley de presupuestos y la ley de acompañamiento en formato digitallarazon

El consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, finalmente, presentó los presupuestos de la Generalitat para 2015. Unas cuentas que, sin embargo, acarrean más incógnitas que respuestas ya que su recorrido puede ser extremadamente corto, hasta el punto de no ver ni siquiera la luz.

El consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, finalmente, presentó los presupuestos de la Generalitat para 2015. Unas cuentas que, sin embargo, acarrean más incógnitas que respuestas ya que su recorrido puede ser extremadamente corto, hasta el punto de no ver ni siquiera la luz. No en vano, las cuentas nacen sin apoyos parlamentarios, su tramitación podría quedar enterrada por un adelanto electoral y fían 2.500 millones a la voluntad negociadora del Gobierno. En cualquier caso, lo cierto es que los presupuestos dibujan la Cataluña que viene, o la que podría venir, con unas cifras algo más optimistas que en los últimos años. Hasta el punto de que por fin se reducen los intereses que la administración catalana paga por la deuda y se mejoran las partidas de Salud y Educación, dos de los departamentos más maltratados por la crisis. Esta leve mejora, sin embargo, palidece al lado del incremento presupuestario de la Generalitat a los sectores de acción exterior y, más concretamente, a las delegaciones en el extranjero. Mientras Salud sube un 1,5 por ciento y Educación, un 6,9 por ciento; acción exterior y delegaciones, un 19 y un 36,5 por ciento respectivamente. Si bien es cierto que en términos absolutos estos sectores implican inversiones diametralmente opuestas, sitúan, como mínimo, las prioridades de la Generalitat.

Así las cosas, estos presupuestos devuelven, después de tres años, la paga extra a los funcionarios, por aquello de que estamos ante un año electoral, que suponen un desembolso de casi 600 millones de euros. Además, también se recuperará la jornada y la retribución del personal interino. Esta medida, sin embargo, rompe la dinámica de disminución del gasto de los últimos cinco años. «No lo hacemos porque haya mejorado la situación fiscal de la Generalitat, que no lo ha hecho, sino porque es lo justo. Se ha reducido esta paga durante tres años, cuando no lo han hecho ni otras comunidades ni el Estado. No podemos pedir a nuestros trabajadores, que son el puntal del Estado del Bienestar en Cataluña, que tengan este tratamiento», señaló Mas-Colell.

Diez años de recortes

La Generalitat, en cualquier caso, mantiene el compromiso de priorizar las partidas sociales, que dejan de sufrir recortes y representan el 71 por ciento de los presupuestos. Sanidad, Educación y Bienestar son los departamentos que aglutinan más gasto. En concreto, la cifra del gasto social que la Generalitat ha presupuestado es de 14.800 millones, un 4 por ciento más que en 2014. Mas-Colell destacó que «tres cuartas partes» de las cuentas de la Generalitat están destinadas a las partidas sociales, así como a las de Justicia e Interior, por lo que, añadió, el Govern no puede ajustar «más» un gasto social que «ha retrocedido diez años» durante la crisis económica. Pese a no tratarse de esta partida, la acción exterior de la Generalitat también sale muy beneficiada, pasa de los 16,7 millones a los 19,7 millones. En este montante, el presupuesto de las delegaciones pasa de 2,2 millones a 3 millones.

En cambio, el gasto por intereses de la deuda, que es la cuarta partida más importante, se reduce respecto al año anterior, lo que no ocurría desde 2006. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que esta cantidad, 1.700 millones, triplica el que se pagaba entonces, cuando la deuda de la Generalitat era considerablemente menor.

Para todo ello, el Gobierno catalán prevé un gasto de 22.400 millones. No obstante, la partida de ingresos previstos vía transferencia del Estado es de 19.000 millones. Es decir, hay un desfase de 2.500 millones de euros entre las dos partidas, de los que 2.184 millones dependen de la negociación con el Estado. A propósito de este desfase, el conseller se limitó a comentar que «no contempla» que no se transfieran y que «tendrán que aparecer» porque están en juego los servicios públicos. Por ello, subrayó que las cuentas de 2015 tienen un «alto contenido político», mayor que el habitual.

La Generalitat, según las cifras que explicó Mas-Colell, ha reducido entre 2010 y 2014 el déficit público del 4,53 al 1,95 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) gracias a una subida de la presión fiscal, a la venta de patrimonio, alguna privatización y sobre todo de reducción del gasto público del 19,6 por ciento. Si se incluye todo el sector público que orbita alrededor de la Generalitat, el tijeretazo ha sido del 22,5 por ciento. «No podemos ir más allá en la reducción de gasto sin perjudicar la prestación de servicios», insistió Mas-Colell. El conseller destacó, como una de las notas positivas de los presupuestos, que el déficit estructural –sin contar los intereses de la deuda– ya fue en 2013 del 0,24 por ciento. «El ajuste ya está hecho», aseguró. En total, «si se cumplen los presupuestos», afirmó Mas-Colell, se habrán ahorrado 7.660 millones de euros en cinco años.

Sobre el déficit, Mas-Colell reclamó que la Generalitat pueda disponer de un déficit del 1,62 por ciento del PIB en 2015, o al menos de un 1,5 por ciento, en lugar del 0,7 por ciento. Aunque evitó especular sobre qué déficit puede acumular la Generalitat al cierre de 2014, el conseller aseguró que el 1,62 por ciento sería el que le correspondería al Govern en aplicación de la ley de estabilidad presupuestaria del propio Gobierno.