Disturbios

La Guardia Urbana carga contra Ada Colau

El malestar con la gestión de la alcaldesa de Barcelona es mayúsculo. Entre los numerosos motivos de enfado se encuentra los criterios que rigen sus decisiones.

La inseguridad en Barcelona se ha incrementado de forma alarmante desde que Ada Colau tomó las riendas del Consistorio / Efe
La inseguridad en Barcelona se ha incrementado de forma alarmante desde que Ada Colau tomó las riendas del Consistorio / Efelarazon

El malestar con la gestión de la alcaldesa de Barcelona es mayúsculo. Entre los numerosos motivos de enfado se encuentra los criterios que rigen sus decisiones.

Pese al renovado Gobierno de Barcelona, integrado tras las elecciones municipales por BComú y el PSC, los agentes de la Guardia Urbana siguen manteniendo su escepticismo con Ada Colau.

La seguridad ha recaído en manos del socialista Albert Batlle, con amplio bagaje en la materia –fue el director de los Mossos d'Esquadra–, pero entre los agentes cunde la inquietud de que va a tener poco margen de maniobra. «Tiene muy buenas intenciones pero la máxima autoridad en seguridad es Colau», aseguró ayer Eugenio Zambrano, de la Central Sindical independiente y de Funcionarios (CSIF), en declaraciones a este diario. Zambrano pone como ejemplo de ello que, pocos días después de estrenar el operativo policial diseñado por Batle para frenar el «top manta» en Barcelona, la segunda teniente de alcalde, Janet Sanz, se reunió con el sindicato de manteros, un encuentro que a su juicio «desautoriza» a Batlle.

En este sentido, Zambrano consideró que el nombramiento de Batlle es «esperanzador», pero se ha extendido el temor de que Colau siga llevando las riendas de la seguridad en Barcelona y ello acabe convirtiéndose en fuente «de fricciones y discrepancia» entre BComú y el PSC. El malestar con la gestión de la alcaldesa es mayúsculo. Entre los numerosos motivos de enfado se encuentra los criterios que rigen sus decisiones, ya que a juicio de Zambrano, Colau comanda la Guardia Urbana como «policía política y no como policía democrática al servicio de los ciudadanos», algo que según explica ha menoscabado «el principio de autoridad» de los agentes de la policía barcelonesa.

Asimismo, también protestan ante la falta de recursos que acucian al cuerpo policial. A la falta de efectivos –ahora hay en torno a 2.700 y exigen unos 4.500–, también se suma las necesidades materiales. Entre las exigencias, que perduran en el tiempo, están las pistolas taser o las armas largas, instrumentos que, según CSIF, son «imprescindibles» para poder hacer frente a las amenazas. El sindicato se queja de que tienen que dar las mismas respuestas que el resto de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado –Mossos d'Esquadra o Policía Nacional– en una ciudad de la dimensión de Barcelona sin contar con las mismas herramientas.