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La Guardia Urbana empieza a multar a las motos mal aparcadas en la acera

Colau pone fin a la tolerancia con las motos para devolver el espacio a los peatones. La sanción leve es de 50 euros

Motos aparcadas en una acera de Barcelona
Motos aparcadas en una acera de Barcelonalarazon

Colau pone fin a la tolerancia con las motos para devolver el espacio a los peatones. La sanción leve es de 50 euros.

A las 00.00 horas de ayer terminaba el fin a la tolerancia de las motos en las aceras. Y nueve horas después, cuando los agentes de la Guardia Urbana empiezan su jornada laboral, se ponían las primeras multas. Desde diciembre se viene informando a los motoristas, colgando trípticos amarillos en los puños de los manillares, de la ordenanza municipal y de que el Ayuntamiento de Barcelona empezará a multar con más beligerancia a las motos que incumplan la ley.

Los peatones son la prioridad de Ada Colau y su obsesión es ordenar las calles para que las aceras sean un espacio seguro y agradable. A diferencia de bicis, patinetes o segways, que para bajarlos a la calzada se ha cambiado la ordenanza, la normativa para las motos no cambia, es la de siempre, no se pueden aparcar en aceras de menos de tres metros y cuando la acera es de tres a seis metros debe dejarse en paralelo a la calzada y no en batería como hace la mayoría.

Hasta ahora, la Guardia Urbana solía hacer la vista gorda, pero la fiesta se acabó. Ayer, en la avenida Diagonal, una acera de tres a seis metros, ante el edificio de la editorial Planeta, los agentes multaron a todas las motos que se saltaron la ordenanza municipal. «¡Indignante!», exclamaba un joven. «¡Aunque han convertido plazas de zona verde para coches en aparcamiento para motos, no hay espacio para todos, somos demasiadas motos!», se excusaba un señor con traje corbata y una multa de 50 euros en la mano. «¡Pero si aquí –sobre la acera– las motos no molestan a nadie, los peatones tienen espacio para pasar», añadía otra joven con otra multa en la mano.

Había argumentos contra las multas para dar y vender, pero la verdad es que estaban avisados. En los últimos quince días, la Guardia Urbana intensificó la campaña informativa, que además de avisar de que se acaba con el periodo de tolerancia de las motos en las aceras, se informa de la ordenanza, que no es fácil de aprender. Sólo se puede aparcar en batería en las aceras de más de seis metros, en las aceras de tres a seis metros, se aparca en paralelo a la calzada y nunca a menos de dos metros de un paso de peatones. Tampoco se puede subir por el paso de cebra y circular sobre la acera para dejar la moto lo más cerca posible del lugar de destino. Hay que bajarse y apagar el motor.

Con las multas, la Guardia Urbana consiguió que por la tarde no hubiera ninguna moto sobre la acera de delante del 662-664 de la avenida Diagonal. La voz corrió entre los trabajadores. «¡Cuidado, qué multan!», se avisaban los motoristas los unos a los otros. Solidaridad motera. El problema, entonces, era dónde aparcar, porque no hay suficientes plazas de aparcamiento en la calzada para todas las motos.

Lo mismo pasa en la ciudad. Hay 70.000 plazas para motos en calzadas y aceras. Pero Barcelona, junto a Roma, es la ciudad europea con más motoristas. Hay unas 280.000 motos censadas y unos 85.000 ciclomotores. Pero a este parque, hay que sumar los vehículos que vienen de otros municipios. Los números no cuadran. Y si hay que dar vueltas para encontrar un sitio donde aparcar, ir en moto pierde su gracia, ganar tiempo al tiempo.

Las claves

No se puede aparcar una moto en una acera de menos de tres metros. De tres a seis en paralelo a la calzada y a más de dos metros del paso de cebra. Sólo si es más de seis metros se puede aparcar en batería. Las aceras del Eixample hacen menos de 5 metros.

Las multas por aparcar mal van de 50 a 100 euros. Las grúas no actuarán.