Barcelona
La inteligente mirada de Gaziel
La de Agustí Calvet, Gaziel para la historia de las letras catalanas, ha sido una de las miradas más lúcidas en letras de molde. Quien fuera uno de los históricos directores del periódico «La Vanguardia» en los años republicanos es también recordado por algunos libros inolvidables, como su dietario «Meditacions en el desert». El estudioso Jordi Amat ha sido el encargado de localizar, reunir y preparar la edición de «Tot s'ha perdut», una obra hasta ahora desconocida para el lector y que se edita de la mano de RBA.
En el fondo de Gaziel en la Biblioteca de Cataluña, en Barcelona, se encuentra el manuscrito 9.218. Tras él hay una interesante historia que nos evoca a la última etapa en la vida de quien para muchos fue el mejor periodista catalán en los años republicanos. En la primavera de 1951, cuando su nombre parecía olvidado por ser una evocación de un pasado derrotado y doloroso, Gaziel decidió recopilar los centenares de artículos que había escrito entre 1914 y 1936 para las páginas de «La Vanguardia».
Desde Madrid
En aquella época, Gaziel vivía en Madrid convertido, como señala acertadamente Amat, en «un muerto en vida», hecho que tal vez lo animó a revivir y rescatar la que había sido su etapa de plenitud. El periodista encargó una copia mecanografiada a la Casa de l'Ardiaca, la hemeroteca municipal, de aquellos textos, tanto los de «La Vanguardia» como los que también publicó en el madrileño periódico «El Sol». El resultado final fueron unas 2.000 páginas de crónicas y reflexiones, de las que Gaziel seleccionó finalmente 43 textos.
El autor de libros como «Hores viatgeres» o «Tots els camins duen a Roma» no quería que «Tot s'ha perdut» fuera una simple antología. Buena prueba de ello, es que Gaziel volvió a editarlos, corrigiédolos a mano, añadiendo nuevas impresiones y suprimiendo otras. En este sentido, como apunta Amat al compararlos con la primera versión publicada, el periodista no cambió la lectura de los hechos, pero sí consiguió aislar los hechos de lecturas políticas, llegando incluso a despersonalizar sus artículos.
Leídos hoy, los textos de Gaziel siguen teniendo una estupenda vigencia, especialmente en sus reflexiones sobre la relación controvertida entre Cataluña y España. Eso ocurre, por ejemplo, cuando apunta en uno de los artículos de esta nueva edición que «el sino político de la tierra catalana, desde que España se constituyó en unidad nacional a fines del siglo XV, ha sido constantemente un sino protestatario. Mal avenida con el uniformismo creciente del Estado español, que desconocía y olvidaba la personalidad catalana, Cataluña ha vivido, políticamente hablando, en un estado de malhumor y enfurruñamiento constantes».
Tampoco faltan las impresiones inteligentes a algunas personalidades de la vida política, como Francesc Cambó del que sostiene que, en 1931, «hoy, cuando es el hombre más equivocado de España, digo lo mismo de siempre: que es uno de sus más intensos valores dinámicos».
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