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La leyenda de Pepe González

Un documental recupera a uno de los mejores dibujantes de la historia del cómic mientras en Estados Unidos se publica una monografía sobre su obra y su vida

Un retrato de Marilyn Monroe, actriz a la que dedicó numerosas obras
Un retrato de Marilyn Monroe, actriz a la que dedicó numerosas obraslarazon

Un documental recupera a uno de los mejores dibujantes de la historia del cómic mientras en Estados Unidos se publica una monografía sobre su obra y su vida.

Tony Macousqui llegó tarde para conocer al dibujante Pepe González. «Curiosamente, Pepe y yo vivimos durante 25 años a sólo cuatro calles de distancia. De hecho, habíamos coincidido unas cuantas veces en terrazas o por la noche, pero él se parecía tan poco a su autorretrato y yo andaba siempre tan ofuscado con mis neuras que jamás le reconocí. Recuerdo haber preguntado por él en varias ocasiones, al encontrar originales suyos enmarcados en algunos locales del barrio, entre ellos el Ros Negre. Pero siempre me contestaron que a Pepe no le gustaba que le molestaran y yo nunca insistí. Ojalá lo hubiera hecho», recuerda el realizador a este diario. Un día de marzo de 2009 supo que el artista había muerto rozando la indigencia y Macousqui encontró sus pertenencias lanzadas a un contenedor. Era todo lo que había dejado Pepe en su casa del Eixample.

Ese es el punto de partida de «Love Strip», una ambiciosa serie documental en la que ha estado trabajando Macousqui y cuya primera entrega se acaba de estrenar en la red en el portal http://www.vampilovestrip.com. A partir del triste final de González se construye una historia con la participación de quienes lo conocieron y lo aparecido en el contenedor. «La serie gira en torno a Pepe González pero no pretende ser ningún tipo de biografía. Se trata mas bien de un retrato de familia, con Pepe en el centro del lienzo. A medida que fui contactando con las personas que mejor le conocieron, algunos de ellos dejaron de ser simples testimonios, se fueron apoderando del relato y comencé a acompañarles en su vida cotidiana», dice el autor de «Love Strip». De allí surge un relato en que «se alzaba, claro, la figura de Josep Toutain, el alma de la agencia Selecciones Ilustradas, en cuya tumba reposa el propio Pepe. Creí oportuno investigar también la controvertida personalidad de Toutain y de repente, sin saber cómo, me encontré con cientos de entrevistas, miles de extras y un lienzo de proporciones panorámicas, a lo Cecil B. DeMille».

El dibujante y pintor Lluís Ribas fue uno de los íntimos amigos de Pepe González. Desde su estudio, presidido por un impresionante retrato que le dedicó su camarada, rememora que «la de Pepe es una historia con mucha luz, en la que aparecieron muchas sombras. No murió en la indigencia. Lo que ocurre es que decidió vivir así, pese a que contaba con la ayuda de mucha gente, sobre todo de la familia Toutain que le abrió una cartilla. Cuando Pepe la descubrió tardo menos de un mes un fundírselo todo en la noche. Pepe podía haber ganado millones, pero derrochó todo lo que tenía».

A Ribas le duele que se haya creado una leyenda de cierto malditismo alrededor de quien define como «un genio. Era capaz de sacar partido con cualquier ténica, menos con el óleo. Es uno de los grandes nombres del cómic mundial. Se apoyaba en mucha documentación, pero poseía una memoria fotográfica. Tenía la habilidad , por ejemplo, de recrear a un jinete cayendo de un caballo de memoria».

La obra de Pepe no hace más que ganar adeptos en todo el mundo, como lo demuestra la reciente publicación en Estados Unidos de «The Art of José González», un completo trabajo de David Roach que recopila numerosa obra conocida e inédita. Sobre el reconocimiento internacional al artista barcelonés tiene mucho que ver su labor con la serie «Vampirella», un personaje que, según Ribas, «creció con Pepe y que lo hizo mundialmente conocido. Él fue el gran creador de la mujer dentro del cómic y muchos artistas se han reflejado en él. El problema es que a él no le gustaba dibujar. Era la manera más sencilla que tenía para poder ganar dinero. Era algo que no formaba parte de su vida, pero cuando le ponía un poco de ganas entonces realizaba una obra de arte».

Macousqui considera que estamos viviendo un momento de mitificación de la figura de Pepe González. «Deberíamos preguntarnos por qué nos olvidamos de él durante tanto tiempo. A pesar de ser una persona muy querida dentro y fuera de la profesión, Pepe hizo lo imposible por hartar a sus amigos, fundir la paciencia de sus editores e incluso aburrir a sus máximos admiradores. Nos puso a prueba y le perdimos. Solía repetir que los homenajes los quería en vida y que al morir, su memoria debía ser sepultada en un contenedor de basuras. Sospecho que tarde o temprano la historia de su vida acabará estrenándose en Broadway, en forma de musical, melodrama o tunel del terror. Y cuando eso ocurra, Pepe volverá de la tumba para estrangularnos a todos», aclara.

Por su parte, Lluís Ribas cree que todavía no ha sido reconocido en España. Buena prueba de ello es su intento de crear un espacio permanente dedicado al cómic en Sant Cugat del Vallès. Con la implicación de varios dibujantes y de los herederos de Toutain, Pepe González tendría un muy especial protagonismo. «Necesitamos un lugar en el que todos estos autores estén representados y podamos hacer divulgación de su labor», concluye Ribas.