Arquitectura

La «manzana de la discordia» se abre al público

La «manzana de la discordia» se abre al público
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Según la mitología griega, la manzana de la discordia era la que tenía que decidir qué diosa era la más bella entre Hera, Atenea o Afrodita. El troyano Paris tuvo que entregar la manzana y su decisión desembocó en la guerra de Troya. Por eso, desde entonces la manzana es sinónimo de un asunto menor que se convierte en una gran disputa. No hay nada que guste más a una diosa que le digan lo fea que es si se la compara con otra. Y no hay nada que se parezca más a una diosa que un arquitecto.

A partir de este lunes, la célebre Casa Lleó i Morera, obra del arquitecto Domènech i Montaner, se abre al público y por primera vez podrá visitarse por dentro una de las grandes joyas del modernismo. En la misma manzana, ya se puede visitar la casa Batlló, de Antoni Gaudí y pronto le tocará el turno a la casa Amatller, de Josep Puig i Cadafalch. Son tres joyas modernistas en pleno corazón del paseo de Gracia, en la que se conoce como «la manzana de la discordia» por el resentimiento y desconfianza que se intentó crear entre estos tres arquitectos. «En realidad, se respetaban mucho y se puede ver cómo los edificios dialogan entre sí», comenta Laura Pastor, responsable junto a Isabel Valls del proyecto «Cases Singulars» que abre las puertas de inmuebles históricos de Barcelona al gran público, tesoros como la Bellesguard o el Palau Moxo.

El Grupo Nuñez i Navarro adquirió la Casa Lleó i Morera en 2006 e inició el proceso de rehabilitación. La historia del edificio es fascinante. La familia Lleó i Morera compró todo el inmueble a principios del siglo XX por 250.000 pesetas, 1.500 euros. Domènech i Montaner rehizo toda la fachada y reorganizó el interior bajo el dictado de las artes decorativas propias de la época. 40 artistas participaron en su construcción final, entre los que destaca el decorador y ebanista Gaspar Homar, el vidriero Antoni Rigalt, los mosaicistas Lluís Bru y Mario Maragliano, el ceramista Antoni Serra y el escultor Eusebi Arnau. En 1906, la casa recibió el premio de mejor edificio de la ciudad. Se conserva la placa que lo afirma.

Las visitas se realizarán de lunes a sábado en grupos de un máximo de 25 personas, con cuatro pases al día, dos en inglés y dos en castellano/catalán. El edificio cuenta con cinco plantas. La baja está dedicada al comercio, la principal es la que se puede visitar y luego hay otros dos pisos actualmente alquilados a oficinas. La azotea también se visitará en el futuro.