Operación Policial
La Policía Nacional desarticula una red india que explotaba a 42 trabajadores
La operación se culminó en Tarragona gracias en parte a la colaboración ciudadana. Los afectados son del mismo país y del sector de la hostelería
Nueva operación exitosa de la Policía Nacional en el ámbito de la inmigración ilegal, en este caso por una explotación laboral. Este cuerpo detuvo en Tarragona a seis presuntos integrantes de una red que explotaba a 42 trabajadores indios en el sector de la hostelería, a los que captaban bajo engaños y a quienes obligaban a trabajar hasta quince horas diarias y a vivir hacinados en condiciones insalubres.
A los detenidos se les imputan los delitos de pertenencia a grupo criminal, trata de seres humanos con fines de explotación laboral, contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, contra los derechos de los trabajadores, defraudación a la Seguridad Social y favorecimiento de la inmigración ilegal.
Siete registros
La operación, coordinada por el juzgado número 1 de Tarragona, comportó siete registros domiciliarios y catorce inspecciones en locales, en las que colaboró Inspección de Trabajo y Seguridad Social y las policías locales de Salou y Vila–Seca. En los registros se intervinieron, además de numerosa documentación, vehículos de alta gama, más de 40.000 euros, 864 dólares USA, 250 libras esterlinas, 20.810 rupias indias, 160 rublos rusos y material tecnológico e informático.
Los agentes también han arrestado a dos personas que se encontraban alojadas en uno de los pisos de la red porque estaban requeridas por un juez. La investigación se inició en enero gracias a la colaboración ciudadana, que proporcionó información directa a la Policía. Los agentes comprobaron cómo un grupo de familiares de origen indio actuaba de manera estructurada en diferentes locales y establecimientos de hostelería de su propiedad, en las localidades de Salou y Vila–Seca.
El padre, cabeza de la trama, establecía las directrices al resto de los miembros y así, los dos hijos se encargaban de supervisar y administrar los diferentes locales y de la recaudación. La mujer, a su vez, colaboraba con actividades de mantenimiento y control de los locales.
Además, el padre contaba con un hombre de confianza que actuaba en su representación para la ejecución de diferentes tareas. Por último, el sexto detenido conocía las condiciones de los trabajadores y figuraba como administrador de las sociedades que controlaban los distintos establecimientos hosteleros. Los trabajadores, ciudadanos extranjeros en condiciones precarias, aceptaban los contratos por la necesidad de regularizar su situación y enviar dinero a sus familias. Los miembros del clan se aprovechaban de esta vulnerabilidad y les amenazaban.
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