Las peticiones de refugio en Barcelona se duplicarán en 2017

En el primer semestre ya ha recibido 1.917, mientras que en 2016 fueron un total de 2.292.

Hace dos años, España aceptó el exiguo compromiso de acoger a 17.337 refugiados alojados entre Grecia e Italia, donde llegan los migrantes de Libia y Turquía. Bueno, de Turquía hasta que la Bruselas firmó el denigrante acuerdo con Ankara para devolver a prácticamente todos los migrantes irregulares que llegan a Grecia desde las costas turcas, refugiados, incluidos. Y ahora que faltan tres meses para cumplir el plazo de acogida, el resultado es todavía más irritante, apenas han llegado 1.300 personas refugiadas a España. Y eso que sólo se había comprometido a acoger un 0,08% de las 21,3 millones de personas que han huido de su casa por culpa de algún conflicto ¿Dónde están? En Grecia siguen atrapadas 60.000 personas. Como Mahoma no va a la montaña, un equipo de 47 enfermeras y médicos de los hopitales Sant Joan de Déu, Clínic y el Consorcio de Atención Primaria de Salud del Eixample se han desplazado a las islas Kios, Kos y Lesbos para atender a los refugiados.

En turnos de un mes, en un año atendieron a 12.000 personas, la mayoría menores. Pusieron especial énfasis en vacunar a los pequeños y cuidar su salud mental. Lo cuenta Arantza Díez, en su libro, «Lesbos a cor Obert», donde explica en primera persona qué se encontró en la isla griega cuando grabó «To Kyma», el documental que descubrió a los socorristas de «Pro Activa de Open Arms», la ONG de Badalona que empezó salvando vidas con las zodiacs que las mafias abandonaban en las costas de Lesbos y hoy presenta en A Coruña un buque de altura que zarpará a aguas del Mediterráneo para reforzar las tareas de ayuda humanitaria y vigilancia frente a las costas de Libia. La periodista cuenta historias como la de de Latifa, una niña de dos años y su papá de 37, Givara, que un día fueron al médico porque la niña tenía fiebre. Y mientras se visitaban en el ambulatorio, bombardearon su casa y la mamá de Latifa y sus dos hermanas murieron. Cuando Díez se los encontró, en Lesbos, Latifa no hablaba, los traficantes turcos habían tirado su equipaje al mar porque ocupaba espacio en la barca en la que viajaron y Givara lamentaba no haber huído antes porque quizás su familia estaría viva.

Díez relata estas y otras historias con las que se han encontrado este equipo de médicos y enfermeras que alertan de que el 11% de los niños que han atendido en campos de refugiados griegos sufren desnutrición crónica. La pediatra Vicky Fumadó alertó de que la desnutrición «hipoteca el futuro de estos niños», pues afecta su desarrollo cerebral y físico.

La desnutrición crónica afecta al 16 % de los niños y al 6 % de las niñas. Sin embargo, las pequeñas sufren más desnutrición aguda. Fumadó advierte de que un 4,8 % sufre desnutrición aguda de carácter grave, que si no se trata lleva a la muerte. En el terreno, se llevaron a cabo acciones preventivas para evitar infecciones y epidemias, y se atendieron a personas de riesgo con patologías como asma, diabetes, enfermedades pulmonares y cardiopatías. Lo niños, sobre todo, fueron tratados de varicela o sarampión. También se trataron enfermedades infecciosas como la sarna o la tuberculosis. Coincidiendo con el Día Mundial de las Personas Refugiadas, las administraciones tuvieron un recuerdo, pese a que, según alerta ACNUR, cada tres segundos de cada día una persona se ve obligada a dejar su casa.

El Servicio de Atención a Inmigrantes, Emigrantes y Refugiados (SAIER) del Ayuntamiento de Barcelona informó de que entre enero y mayo atendió a 1.917 personas, 200 menos que en todo 2016, por lo que se prevé que cuando acabe el año ayuden a un 79 % más de personas. Los solicitantes de asilo por nacionalidades procede de Venezuela (156% más respecto a 2016), Ucrania, Honduras y El Salvador. La Universidad de Barcelona ha puesto en marcha un curso de acceso a la universidad para estudiantes sirios, quince de ellos empezarán el curso el año que viene. Ayuntamiento y Generalitat pidieron una vez más al Gobierno que cumpla.