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Las princesas ya no son lo que eran
El Versus inicia nueva etapa con el estreno de «Enverinades», de Àngels Aymar, que deconstruye el rol femenino en los cuentos
El Versus inicia nueva etapa con el estreno de «Enverinades», de Àngels Aymar, que deconstruye el rol femenino en los cuentos.
Cuando Camila tenía 9 años, se miró al espejo y se dijo, «ésta es la mía». Corrió al cuarto de su madre y encontró un parche, un pintalabios morado, un gorro de lana y unas medias negras de rejilla. Reunió todo su material encima de la cama de matrimonio y no pudo evitarlo, saltó encima de puro contento. Tenía una idea y sabía cómo tenía que realizarla. Estaba eufórica, pero tenía que darse prisa, no tenía mucho tiempo. Su hermano pequeño, Pablo, un niño bruto y feliz que le gustaba simular que era un perro y morder al vecino, la vio y pensó, «buah, esto hay que verlo».
La niña, con los brazos llenos de sus tesoros, corrió de nuevo al espejo y lo primero que hizo fue ponerse las medias en la cabeza como lo hacen los torpes ladrones de bancos. Le caían las piernas como si fueran largas trenzas y le encantó ver a través de sus rombos, pero no era esto lo que quería, así que rompió la media por la mitad con los dientes para que pudiese respirar tranquila. Entonces, con unas tijeras, recortó el gorro de lana y se lo colocó dentro de la media, colgándole de la barbilla como si fuera una barba. «¡Todavía no, todavía no», gritó riendo, y acto seguido se colocó el parche negro en el ojo derecho y se pintó un bigote caracoleado con el pintalabios. «Mamá te va a matar», pensó su hermano al verla.
Sólo faltaba la guinda, así que Camila corrió con esa guisa a su cuarto y cogió el disfraz de Blancanieves que le habían traído por Navidad. Al verse empezó a aplaudir, mientras Pablo no paraba de reír, sin entender qué demonios estaba haciendo su hermana.
En ese momento, se abrió la puerta y entró su madre, que había bajado un momento al piso de la vecina a pedir perdón porque Pablo había vuelto a morder a su hija. Cuando vio a Camila, se le escapó un grito. Al ver que sólo era su hija, respiró tranquila y se rio, pero entonces empezó a reconocer que le había destrozado unas medias y un gorro de lana y un pintalabios y volvió a gritar, vaya si gritó, un niño en Singapur dijo, «sshhh, estoy estudiando». Pablo empezó a reir y aplaudir mientras decía, «sí, sí, sí».
La madre se quedó estupefacta. «¡Qué has hecho!», exclamó, pero la niña no se amilanó y le pidió que le dejara explicarse. «Mamá, soy Barbarás la soñadora, la hija peluda que tuvo Blancanieves con uno de los enanitos cuando comprendió que el príncipe era un tonto y un vago. Soy Barbarás la soñadora, mamá. Es una artista, como yo». La madre, al oírla, no pudo evitarlo, se rió, «aggghh», con su característico alarido, y la abrazó. «Lo que tú quieras, cariño, claro que sí, no hay duda de que eres una artista» y empezó a sacarle fotos. «Pablo, has visto a tu hermana», dijo, pero el niño se había ido, había bajado al piso de la vecina, y la había mordido la mano. «Me merezco el castigo, alguien tiene que estar castigado», pensó.
Las princesas ya no son lo que eran, por suerte. Las niñas han empezado a decodificarlas y convertirlas en lo que más se aproxima a sus ideales. Es decir, ya no representan lo que ellas tienen que ser, sino lo que ellas quieran que sea. Como Camila hay millones de niñas que han convertido en Blancanieves o la Cenicienta o Bella en una fuerza transformadora en la que reivindicar su identidad no como algo que son, sino como todo aquello que ellas quieren ser.
Tres especialistas en cuentos
El antiguo Versus Teatre se limpia la cara y se renueva para devolver su antiguo esplendor a esta icónica sala alternativa. Ever Blanchet, su histórico fundador, ha cedido el testigo a Ramon Godino y Jofre Blesa para que reactiven su programación. De esta forma, esta noche se estrena su nueva andadura y lo hacen con nuevo nombre, Versus Glòries, y con una obra que dará mucho que hablar, «Enveninades», de Àngels Aymar.
La obra parte de un punto de partido sencillo. Tres profesoras de literatura y reputadas ensayistas se reúnen para hablar de tres personajes, Blancanieves, Cenicienta y Bella, y a partir de estas célebres princesas, discutir cómo se han tratado los modelos y roles femeninos en los cuentos populares. A partir de una divertida rivalidad dialéctica, la obra ira sacando a la luz todos los problemas que encierran estos personajes y estos cuentos y cuál debería ser su relevancia hoy día.
La obra, dirigida por la propia Aymar, cuenta con Sílvia Sabaté como Madame LeClerc; Blanca Pàmpols como Frau Shummermmann; y Àngela Jové como Miss Novicova, las tres profesoras que iniciarán una conversación que planteará al espectador cuestionarse sus propias creencias sobre estos cuentos. Aymar se ha documentado mucho para rastrear la historia real de todos los cuentos y cómo ésta se ha ido adecuando a los tiempos.
El montaje, además, cuenta con la voz en off de Arnau Puig, que redondea a la perfección esta trabajada batalla dialéctica que mezcla a un tiempo la ironía, la poesía y el más crudo sentido común. «En realidad, somos unos románticos y por eso luchamos por el teatro y por esta profesión», confiesa Godino, que no dudó en abrir este nuevo Versus con esta obra, reflejo de lo que quieren ser.
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