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«Lluís Pasqual no es un torturador»

Marisa Paredes defiende al ex director del Teatre Lliure en su homenaje por el reciente Goya de Honor

La actriz Marisa Paredes ayer durante la presentación del homenaje a su carrera por su Goya de Honor recibido a principios de año
La actriz Marisa Paredes ayer durante la presentación del homenaje a su carrera por su Goya de Honor recibido a principios de añolarazon

Paredes valoró la corriente de denuncia de las actrices catalanas sobre el machismo en su lugar de trabajo. La actriz aplaudió que salgan a la luz, pero se negó a creer que sea algo estructural en el sector del espectáculo, sino que todo es inherente a la sociedad, todavía con rastros de su atávico desprecio a la mujer.

En uno de los descansos del rodaje de «Tres vidas y una sola muerte», Marisa Paredes vio en un esquina, acostado cómodamente, al mítico actor italiano Marcelo Mastroianni. La actriz, que interpretaba a su mujer en la película, se acercó a él, sorprendida de que no tuviese a su alrededor a millones de personas atraídas por su esplendoroso magnetismo. «Qué hace aquí sólo, maestro», le preguntó Paredes, a lo que el actor, con una leve sonrisa, contestó: «A mi edad, prefiero estar solo que tener que oír cosas que no me interesan».

En el que acabaría por ser su penúltima película, Mastroianni ya era un actor muy mayor, debilitado por una intensa vida de la que había sacado todo su jugo, y que necesitaba de largos descansos entre actividades cortas de actuación, de unos 15 a 20 minutos. Aún así seguía siendo un ejemplo para todo el equipo. «A pesar de ser un icono absoluto, era una persona muy cercana, familiar, humilde, con una marcada personalidad. Cuando viajé a París para iniciar el rodaje, me envió una carta disculpándose por no poder ir a recibirme, pero tenía una fastidiosa cita con el médico», asegura Paredes, la gran dama del cine español, que en enero pasado recibió el Goya de Honor por su dilatada y exitosa carrera.

A pesar de que Paredes tiene una filmografía que radiografía un quién es quién de los últimos 40 años de cine español, no fue hasta la aparición de Almodóvar en su vida que su popularidad se hizo prácticamente universal. «He tenido suerte, porque hay muchas actrices muy buenas, pero yo he tenido la fortuna de tropezarme con grandes papeles y grandes historias de la mano de talentos como Agustí Vilallonga, Gonzálo Suárez o Almodóvar, que es toda una fuerza de la naturaleza. Es indiscutible en el mundo entero y me ha posibilitado viajar por todo el mundo. Es asombroso como lo entienden y valoran. Ha marcado mi vida de arriba abajo», señaló ayuer la actriz.

Isona Pasola, presidenta de la Acadèmia del Cinema Català, aseguró ayer que «Marisa ya era la gran dama del cine español antes de Almodóvar. Su carrera es esplendorosa». El Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) acogió ayer una mesa redonda con la actiz donde se rescató lo mejor de su trayectoria en un acto organizado por las academias del cine español y catalán, y por la Filmoteca, ahora inundada y que no pudo albergar el acto.

Paredes pudo agradecer el homenaje y a su vez ofrecer su punto de vista sobre los temas más candentes de la actualidad, como la reciente dimisión de Lluís Pasqual como director del Teatre Lliure tras ser acusado por una joven actriz en las redes sociales de despotismo. «He trabajado con Pasqual y no creo que sea un torturador. Me extraña, eso sí, que la actriz haya tardado cuatro años en denunciarlo. El director es alguien tratando de buscar algo específico y eso puede generar impotencia y eso puede generar nervios y momentos duros y momentos de entendimiento. Es difícil hasta qué punto la actriz pudo confundir la capacidad o incapacidad de entendimiento con su director. Hay peligro que las cosas se confundan. Yo tembién he podido perder los nervios con un director por no comprender lo que me pedía, lo que a sus ojos podía parecer que no confiaba en su capacidad. Son temas muy sensibles», dijo.

Acoso no sólo en el cine

Paredes también valoró la corriente de denuncia de las actrices catalanas sobre el machismo que han sufrido en su lugar de trabajo. La actriz aplaudió que salgan a la luz todos los abusos, pero se negó a creer que sea algo estructural en el sector del espectáculo, sino que todo es inherente a la sociedad, todavía con rastros de su atávico desprecio a la mujer. «No creo que haya más casos en el cine que entre doctoras, secretarias o abogadas. Hemos avanzado mucho, pero todavía hay que ir más allá», sentenció.

Por último, también denunció los últimos ataques a la libertad de expresión y aseguró que hay una involución en los derechos universales. «Es una situación confusa por lo menos. Es lamentable que un actor o un rapero acabe en prisión por decir lo que piensa», concluyó.