El desafío independentista

Los CDR preparan una oleada de violencia en Cataluña del 11 al 15 de octubre

La Guardia Civil busca nuevas células. Los expertos advierten de que desde la huelga general, hasta que se haga pública la sentencia del Supremo, pueden intentar cometer atentados

Simpatizantes independentistas de los CDR en las inmediaciones de la Pla de Palau (Barcelona) / Efe
Simpatizantes independentistas de los CDR en las inmediaciones de la Pla de Palau (Barcelona) / Efelarazon

La Guardia Civil busca nuevas células. Los expertos advierten de que desde la huelga general, hasta que se haga pública la sentencia del Supremo, pueden intentar cometer atentados.

La Guardia Civil, gracias a las pistas obtenidas tras la desarticulación de la célula de los ERT-CDR (Equipo de Respuesta Táctica-Comités de Defensa de la República), busca en Cataluña otros grupos de las mismas características, según han informado a LA RAZÓN fuentes de la investigación.

Se trata de evitar que puedan actuar en el periodo, que se considera crítico, que se inicia el próximo día 11, con la convocatoria de una huelga general por varios sindicatos del entorno separatista, y la fecha en la que se haga pública la sentencia de los implicados en la intentona separatista de años.

Por la experiencia acumulada durante las pesquisas que llevaron a desmantelar la referida célula, es relativamente fácil organizar, si se cuenta con individuos lo suficientemente fanatizados, grupos de este tipo.

La fabricación de artefactos, capaces de derribar torretas eléctricas o de comunicación, también está al alcance de los que decidan el paso adelante para cometer atentados terroristas: los agentes hallaron en los registros bombas de termita, una sustancia que, en el momento de la deflagración, desprende un calor de 4.000 grados con efectos devastadores.

Para ello, los «cocineros» (elaboradores) se dedicaron a consultar tutoriales de internet y, pese a las dificultades que a veces entraña este tipo de fabricaciones caseras, habían logrado un relativo éxito.

Durante más de un año, los miembros del Servicio de Información (SIGC), hasta que, de acuerdo con el juez, se decidió realizar la operación, pudieron comprobar las medidas de seguridad que adoptaban los integrantes de la célula, que utilizaban un lenguaje convenido, como llamarse a sí mismo los «diablos» y designar a los que confeccionaban los explosivos y los convertían en bombas preparadas, como «cocineros.

Los investigadores tienen fundadas sospechas de que sobre este grupo, y otros que puedan existir, hay un «ente» coordinador; es el que ha tomado la decisión de que el independentismo catalán de carácter violento pase de la revuelta callejera al terrorismo puro y duro, como fueron los comienzos de Terra Lliure que, después, terminó con una organización de «comandos».

El problema, según las citadas fuentes, es que se haya tomado la decisión de dar el paso hacia el terrorismo y se tenga la voluntad de cometer acciones criminales con fines desestabilizadores. Por eso, la acción preventiva, materializada por la Guardia Civil, es fundamental para atajar el peligro, que es real.

De momento, para caldear el ambiente, los CDR hicieron público ayer un comunicado en el que acusan al Estado de actuar «como una bestia malherida dispuesta a atacar ferozmente» pero que serán ellos quienes «hagan temblar al enemigo».

Los que están detrás de los CDR, después de este comunicado y otros similares, dejan claras sus intenciones de amenazar a los que no piensan como ellos y a las instituciones del Estado. Para materializar las amenazas es necesario disponer de medios y los ERT, descubiertos en la investigación de la Benemérita, son el «arma» a utilizar.

Sobre el número de células que pueden existir en Cataluña, los expertos consideran que la «operación Judas» les puede haber situado en un periodo de inactividad hasta que comprueben si las investigaciones en marcha pueden romper su clandestinidad. Sin embargo, a la menor ocasión, y la huelga del día 11 y la sentencia del Tribunal Supremo, pueden empujarles a actuar.