Los expertos urgen a actuar contra el repunte del «top manta» en Barcelona

Tras un pequeño periodo de tiempo en el que parecía más o menos desactivado, el «top manta» regresó este verano en Barcelona, concretamente en las inmediaciones del Maremàgnum.

Tras un pequeño periodo de tiempo en el que parecía más o menos desactivado, el «top manta» regresó este verano en Barcelona, concretamente en las inmediaciones del Maremàgnum. Sucedió lo mismo en poblaciones turísticas como Sitges, Castelldefels o Salou. Los Mossos d’Esquadra denunciaron recientemente que, debido a la amenaza del terrorismo yihadista, tienen dificultades para hacer frente a este fenómeno. El dispositivo cuesta más de 4.000 euros al día.

Hasta el momento, todas las medidas aplicadas no han resultado efectivas del todo. Por ello, el Consell Econòmic i Social de Barcelona (Cesb) editó el informe «La venda irregular al carrer», que aborda este asunto desde diferentes puntos de vista, por ejemplo el del Síndic de Greuges y del Ayuntamiento de la capital catalana, entre otros.

Los puntos de vista son coincidentes. Una vez analizado el origen de este tipo de comercio ilegal, es decir, que se trata de personas originarias de países en guerra o que están en situación de extrema pobreza, y que son víctimas de redes mafiosas, el informe concluye que falta abordar de nuevo este problema.

Todas las partes opinantes señalan que las iniciativas llevadas a cabo hasta el momento no han solucionado el problema. Concretamente, el Síndic de Greuges denuncia que hay consecuencias de este fracaso que no se pueden olvidar, como la desatención a un colectivo de personas en una situación social precaria, la cronificación de actividades ilegales que benefician a las redes mafiosas, y el uso incívico del espacio público.

El Síndic propone una mayor coordinación entre las administraciones públicas. Al mismo tiempo, pide perseguir más el «top manta», pero también ayudar, en la medida de lo posible, a estos vendedores ilegales.

Desde el Ayuntamiento de Barcelona, aparte de las medidas policiales que ya se han llevado a cabo, se proponen medidas como reconvertir algunos manteros en vendedores ambulantes legales, dialogar con los comerciantes afectados, e informar a turistas de que comprar en el «top manta» puede ser multado, con hasta 500 euros.

Sin embargo, todas estas medidas y penalizaciones no han frenado la presencia de manteros en la ciudad. No solo en el puerto, también en la Barceloneta, la Rambla, plaza Cataluña, paseo de Gràcia y otros sitios.

Según datos del Ayuntamiento, en junio se contabilizaron unos 800 manteros únicamente en la zona del Port Vell. Evidentemente, es un sitio con una gran presencia de turistas.

En este sentido, el Consistorio de Colau coincide con el Síndic en afrontar más el fenómeno, aunque desde dos perspectivas, la social y la policial. El Ayuntamiento recuerda que se sigue investigando el origen de todo el material, y que se mantiene la vigilancia en las citadas zonas.

En junio, el Ayuntamiento presentó un plan de choque –más vigilancia policial– y señaló que el «top manta» sigue presente en muchos otros municipios del litoral catalán. Entre enero y abril de este año, la Guardia Urbana realizó un total de 16.778 denuncias, por ventas irregulares, un 23 por ciento más que en el mismo periodo de 2015. Y no era en verano. Este dato es significtivo de que hasta que punto ha vuelto a renacer el «top manta».

Venta de souvenirs

Son quizás los productos más vendidos, muy extendidos en el centro de Barcelona. Mucha variedad, y con vendedores de origen paquistaní en su mayoría.

Recuperación de contenedores

Muy en auge en los últimos meses. En este caso, hay personas autóctonas, sobre todo en buenas zonas, pero la mayoría de origen subsahariano.

Cerveza en horario nocturno

Un problema enquistado desde hace años, sobre todo en la Barceloneta y Gràcia. Guardan las latas en todo tipo de sitios. También son paquistaníes.

Vender productos falsificados

Quizá el tipo de «top manta» más extendido. e incluye bolsos, gafas de sol y camisetas del Barça. Clara predominancia de vendedores subsaharianos.