Barcelona

Los sanitarios atendieron antes a una mosso que a Benítez

Aseguran ante la juez que el empresario no tenía pulso cuando le asistieron

Manel Prat defendió la labor de los Mossos al recibir un premio otorgado por los comerciantes
Manel Prat defendió la labor de los Mossos al recibir un premio otorgado por los comercianteslarazon

El procedimiento judicial por el caso del Raval, en el que murió el empresario Juan Andrés Benítez después de ser reducido por ocho agentes de los Mossos d'Esquadra, comenzó ayer con la declaración ante la juez de los profesionales sanitarios que atendieron a la víctima. Aseguraron que primero tuvieron que atender a una agente de la Policía Autonómica, imputada en el caso, y que resultó herida, antes de asistir a Benítez, que aún estaba en pleno forcejeo con los policías.

Los cuatro sanitarios que declararon afirmaron que Benítez no tenía pulso cuando le atendieron, después de la polémica y violenta detención, y además confirmaron que la víctima presentaba heridas sangrantes en el rostro. Estos testigos añadieron que cuando llegaron al lugar de los hechos tuvieron que esperar unos quince minutos. Uno de estos trabajadores dijo que el motivo fue que «los Mossos aún no habían concluido sus maniobras de inmovilización».

Con esposas

Cuando examinaron a Benítez, a requirimiento de un agente que les avisó de que estaba inconsciente, los testigos señalaron que la víctima se hallaba esposada en el interior de un coche patrulla, sin ritmo cardíaco y con sangre en la cara. Estos testigos, que forman parte del personal del Sistema de Emergencias Médicas (SEM), explicaron que durante una media hora intentaron reanimar a Benítez, sin éxito. Durante siete minutos consiguieron recuperar sus constantes vitales, pero poco más tarde el empresario falleció. La autopsia señaló que tenía heridas en el rostro y múltiples contusiones.

Se trató de la primera comparecencia ante la juez en un caso por el que están imputados los ocho agentes de los Mossos que detuvieron a Benítez. Los vídeos grabados por los vecinos, en los que se observa a los agentes golpeando a la víctima, han provocado una enorme polémica, por lo que, pese a salvar su cabeza, el director general de los Mossos, Manel Prat, ha vuelto a ponerse en el ojo del huracán.

Según pudo saber LA RAZÓN, una de las testigos de los hechos, Caroline Isabelle Couret, se vio forzada a suprimir las imágenes y las grabaciones de estos hechos que había realizado. Además, según las diligencias del Ministerio de Interior, otro testigo del suceso aseguró que los agentes «empezaron a pegar a Benítez muy fuerte, el hombre chillaba mucho, lo tiraron contra el suelo». El mismo testimonio afirmó que «lo ataron de brazos y piernas (...), como un animal, y seguían pegándole superfuerte».

Por su parte, una decena de personas que se identificaron como «yayofalutas» y del movimiento del 15–M intentaron ayer boicotear el acto de entrega de un premio a Prat. En el momento en el que el máximo responsable de los Mossos inició su discurso, tras recoger el premio otorgado por la Confederación de Comercio de Cataluña (CCC), se oyó una gran pitada en la sala del Born Centre Cultural.

Prat, que aseguró que no piensa dimitir por el caso Raval, dijo que los agentes de la Policía Autonómica «no siempre son tratados con presunción de inocencia», y añadió que, como en todo colectivo, «los procedimientos de trabajo son mejorables» y que «hay que asumir responsabilidades si hay cosas se hacen de forma inadecuada». Prat fue ratificado esta semana en su cargo.

Veto a las pelotas de goma

El Parlament aprobó ayer el veto a las pelotas de goma a partir de abril de 2014, y rechazó, con la oposición de CiU, ERC, PP y C's, suprimir también los proyectiles de precisión, que se vislumbran como la principal alternativa para sustituir al método prohibido. En la comisión de estudio de orden público, CiU y ERC hicieron valer su mayoría, con el apoyo de C's, para aprobar la prohibición de las pelotas de goma a partir de abril de 2014, ante el rechazo del resto de grupos. Las conclusiones de la comisión se enviarán ahora a la Junta de Portavoces para que acuerde si se deben ratificar en un pleno de la cámara catalana, ya que no se trata de un trámite obligatorio.