El desafío independentista

Mas apura su acción diplomática antes del 27-S pero sigue sin éxitos

CDC acusa a Margallo de «presiones» para evitar que el proceso se explique en Uruguay

Artur Mas con la comisaria europea de transporte, Violeta Bulc, en uno encuentro para explicar el proceso
Artur Mas con la comisaria europea de transporte, Violeta Bulc, en uno encuentro para explicar el procesolarazon

BARCELONA- El portal web del Govern hacía propaganda ayer de la acción exterior de la Generalitat. «Una necesidad de país», decía, «para explicar a las instituciones internacionales el proceso de transición nacional». Ofrecía datos curiosos para los amantes de la estadística como que hay 242.042 catalanes que viven en el extranjero, el equivalente a la población de Tarragona; 150 universidades que dan clases de catalán a un total de 6.000 alumnos, o que la selección de fútbol catalana ha jugado 206 partidos desde su fundación. En cambio, no decía ni una palabra sobre si una hipotética Cataluña independiente quedaría fuera de la Unión Europea (UE), una duda que el presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sànchez, puso anteayer sobre la mesa y que la candidatura de Artur Mas, Oriol Junqueras, Raül Romeva y compañía no supo aclarar.

Hace año y medio, cuando Mas envió cartas a los líderes europeos para buscar apoyos a la consulta soberanista, el entonces presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, en su respuesta incidió en que Cataluña quedaría fuera de los tratados. Aunque la Generalitat intenta esquivar este debate, desde hace años está volcada en buscar aliados en el mundo que avalen el proceso soberanista.

Pero pese trabajo del Diplocat, la red de diplomacia pública creada para que catalanes en el extranjero expliquen por qué Cataluña quiere independizarse, y de las siete delegaciones catalanas en el exterior (en breve diez con la apertura de Rabat, Lisboa y El Vaticano), Mas se topa, sobre todo, con el silencio de otros gobiernos y organismos internacionales, que, según gusta denunciar a la Generalitat, reciben presiones del Gobierno de Mariano Rajoy.

«Lo que pase en Cataluña, es una cuestión de política interna española», reiteran ejecutivos como el alemán, británico, francés o norteamericano. Este último, después de recibir 33.000 firmas a través del portal de la Casa Blanca «We the people» estuvo obligado a responder sobre el proceso catalán. Y si bien reconoció la singularidad de Cataluña insistió en que «es un asunto interno español que debe solucionarse de acuerdo con las leyes y la Constitución».

Presiones de Exteriores

Pese a esta respuesta reiterativa, la Generalitat no cesa en su empeño de explicar el proceso soberanista al mundo. Esta semana, el secretario de Asuntos Exteriores, Roger Albinyana, compareció junto al secretario general del Diplocat, Albert Royo, ante el parlamento uruguayo, interesado por el porvenir del proceso catalán. La comparecencia ha acabado con un nuevo episodio de bronca con el Gobierno. El portavoz de CDC en el Senado, Josep Lluís Cleries, pidió ayer la comparecencia «urgente» del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, por supuestas presiones que habrían denunciado diputados del parlamento uruguayo para evitar la intervención de Albinyana y el secretario del Diplocat.

La Generalitat, consciente de que el reconocimiento internacional es imprescindible para su objetivo de la independencia mantiene una batalla diplomática con el Gobierno. La Constitución establece que el Estado tiene la competencia exclusiva en materia de relaciones internacionales, pero como no dice qué materias se incluyen, las autonomías pueden actuar con el exterior para el ejercicio de sus competencias, según una sentencia del Constitucional, que limita su actuación a que no incida en la política exterior del Estado.