El desafío independentista

Mas llama al orden a sus consellers para evitar disputas por la consulta

Duran Lleida advierte que se está «hablando demasiado» del proceso soberanista

El Consell Executiu de Mas, en su última reunión
El Consell Executiu de Mas, en su última reuniónlarazon

Harto de ver cómo sus consellers discuten en público a cuenta de la consulta soberanista, Artur Mas no tuvo ayer más remedio que llamar al orden a los miembros de su gobierno para que hagan «menos ruido» y actúen en público con «más discreción».

Harto de ver cómo sus consellers discuten en público a cuenta de la consulta soberanista, Artur Mas no tuvo ayer más remedio que llamar al orden a los miembros de su gobierno para que hagan «menos ruido» y actúen en público con «más discreción». Irritado por el cruce de declaraciones que han mantenido estos días los titulares de Justicia, Germà Gordó, y de Presidencia, Francesc Homs, el presidente de la Generalitat sugirió a todos sus consellers que se apliquen aquello de «tranquilidad y buenos alimentos», un consejo que extendió al conjunto del proceso soberanista, sobre el cual pesan enormes interrogantes.

El primero y fundamental es saber si va a celebrar la consulta. Gordó dijo que no se imagina la convocatoria sin antes llegar a un acuerdo con el Gobierno, mientras que Homs aseguró que se hará sea como sea, es decir, a través del amparo del Parlament. Mas evitó polemizar sobre la cuestión y se limitó a decir que el proyecto soberanista está en vigor, pero avisó a sus consellers de que «un proceso de esta complejidad no se puede hacer constantemente a la luz pública, a base de declaraciones y contradeclaraciones».

Algo más que la consulta

En la misma línea se expresó el líder de Unió Democràtica, Josep Antoni Duran Lleida, que consideró que «se está hablando demasiado» de la consulta. Duran ya ha dejado entrever que el camino hacia el estado propio no puede centrar todas las energías del Govern. «Debemos dedicarnos a algo más que a la consulta, que no es el único ni el principal problema que tiene Cataluña, y dedicarnos a la crisis económica», afirmó el líder socialicristiano.

En todo caso, Mas evitó poner en cuestión la consulta, cuya celebración debería producirse a lo largo del año 2014, según el pacto de gobernabilidad firmado por CiU y ERC. «El Govern mantiene el rumbo, no hay ningún tipo de variación, el camino se está siguiendo», subrayó el president.

El citado rumbo consiste, sobre todo, en no hacer volar por los aires el acuerdo con ERC, único sustento del gobierno de Mas, a pesar de que, de momento, CiU y ERC han sido incapaces de pactar los presupuestos de 2013.

Para consumar la consulta, el Govern está decidido a mantener el diálogo con el Gobierno, aunque nadie se atreve a pronosticar que esta vía acabe siendo fructífera. Más bien, al contrario. En paralelo, el Parlament tramita una ley de consultas para dar cobertura legal al proceso soberanista. Lo hace sabiendo que es muy probable que la ley acabe impugnada por el Gobierno, que ya ha insistido en numerosas ocasiones que la autodeterminación no tiene encaje en la Constitución.