Méliès, el creador de sueños

La mirada de Georges Méliès fue la de uno de los primeros grandes creadores de la historia del cine. Sus películas, nacidas cuando hacía muy poco que los hermanos Lumière habían presentado su invento al mundo, siguen siendo recordadas, como demostró hace poco Martin Scorsese en «La invención de Hugo».

CaixaForum dedica una completa exposición al realizador que acabó sus días vendiendo juguetes en la estación de Montparnasse. Para ello recurre a numerosos materiales empleados por Méliès y procedentes en su mayoría de la Cinémathèque Française. La muestra se amplía con una extensa mirada a los orígenes del cine, con linternas mágicas y sombras chinas que demuestran la fascinación que siempre existió por estos espectáculos desde sus primeros tanteos.

La muestra se presenta al visitante con una puesta en escena que recuerda a las películas de este genio. Comisariada por Laurent Mannoni, director científico de Patrimonio y del Conservatorio de Técnicas de La Cinémathèque Française, la exposición llega a la capital catalana con piezas inéditas, nunca antes presentadas públicamente , como el autómata utilizado por Scorsese en «La invención de Hugo», o algunos de sus imaginativos inventos, como el denominado armario del decapitado recalcitrante.

Méliès tuvo todo tipo de oficios, pero casi siempre relacionados con la fantasía y la fabricación de sueños. Fue mago, dibujante, constructor de los más imaginativos artefactos, director de teatro, actor, decorador y técnico. A ellos se le sumó su obsesión por la imagen filmada, especialmente apoyada en el género fantástico. Como productor, realizador y distribuidor, su legado está formado por más de 500 películas realizadas entre 1896 y 1912.

Una de las más interesantes propuestas de la exposición es la proyección de una versión completa y restaurada de uno de los títulos clásicos de este realizador, «Viaje a la luna». Según Mannoni la versión que se exhibe en CaixaForum es «una versión lo más completa posible, con efectos de coloreado, siguiendo la posición de la familia Méliès». Incluso se exhiben algunos de los imaginativos personajes que aparecen en uno de los cortometrajes más recordados de la historia del cine y recreado en muchísimas ocasiones por otros realizadores.

Entre las 400 piezas expuestas, también pueden verse algunos de los cuadros pintados por este genio, además de una maqueta que recrea el gran estudio en el que puso en funcionamiento una de las más emocionantes carreras cinematográficas. Se llamaba Montreuil-sous-Bois y tenía el mismo tamaño que el teatro Robert-Houdin, un mago al que siempre admiró e impulsor de un ilusionismo que Méliès transformó en fotogramas.