Escultura
Melodía surrealista
Un libro bucea en la relación de Salvador Dalí con la música, desde compositores clásicos a las grandes estrellas del rock
Un libro bucea en la relación de Salvador Dalí con la música, desde compositores clásicos a las grandes estrellas del rock.
Salvador Dalí fue un artista polifacético que se movió en todos los ámbitos creativos posibles. Para él no todo acababa en el lienzo o en la hoja de papel. Su imaginario debía extenderse por caminos que incluso podrían resultarnos insólitos, como la música. Esa relación es la que estudia el periodista Karles Torra en «Dalirium Sonic», publicado por Ediciones La Lluvia. El volumen es un recorrido por aquellos sonidos que interesaron al genio surrealista, algunos ya conocidos y otros sorprendentes para el lector, una línea que nos lleva de Falla a Mecano, pasando por Elvis. A ello se le suman tres entrevistas con tres protagonistas del entorno musical de Dalí: Joan Illa Morell (JIM), Eliseu Huertas Cos y Pau Riba.
No es la primera vez que este tema es analizado. Es 2004, mientras se celebraba el centenario del pintor, una exposición titulada «Dalí. El discòbol» buceaba en este camino. Torra profundiza más en los nombres propios de la música que interesaron al autor de los relojes blandos, recuperando algunos episodios biográficos muy jugosos.
No se puede olvidar que Dalí incluso llegó a firmar una ópera, «Être Dieu», con libreto de Manuel Vázquez Montalbán y producida por Alain Milhaud y Oriol Regàs. En la entrevista con JIM se nos explican las caóticas ideas de Dalí quien quería que su papel lo realizara un niño de cinco años travesti. Pero es que al pintor le fascinaba la música, retratando a Satie o Wagner y tarareando ante las cámaras o sus amigos el famoso «¡Ay, ba!» de la zarzuela «La corte del faraón» o el «Zorongo gitano» recuperado por su amigo Federico García Lorca.
Karles Torra se hace eco de situaciones curiosas, como el que parece ser único encuentro entre el artista y Elvis Presley. Cuentan que Dalí quedó impresionado por la camisa que lucía el rey del rock, algo que notó Elvis hasta el punto de no dudar en quitársela y regalársela al maestro, convirtiendo esa prenda en un fetiche.
John Lennon fue otro de los mitos musicales del siglo XX que se codeó con el pintor. Lennon quiso que participara en una de sus campañas pacifistas, a lo que el de Figueres respondió que sí, que de acuerdo, pero con una condición: el de Liverpool debía hacer lo mismo, pero a favor de la guerra. Lennon se negó y recibió una respuesta del surrealista: «Porque, como dijo Joan Salvat-Papasseit, “l’amor i la guerra és la sal de la terra!”».
¿Influyó Dalí musicalmente? La respuesta es sí. Un ejemplo significativo nos viene de la mano de uno de sus grandes admiradores, el gran Serge Gainsbourg, un buen alumno suyo en el sentido de saber como ganarse titulares gracias a fantásticas provocaciones. Uno de sus temas más famosos, «Je t’aime... moi non plus», interpretado con Jane Birkin, se inspira en la conferencia «Picasso y yo» donde el artista proclamó: «Picasso es un genio. Yo también. Picasso es comunista. Yo tampoco».
También existieron colaboraciones impactantes, como la que mantuvo con Alice Cooper, resultado de la admiración mutua entre ambos. El cantante de heavy-metal, a quien Dalí retrató en dos ocasiones, apuntaba que el pintor «solía venir siempre a mis shows y me decía: “Con Alice Cooper es como su una de mis pinturas tomara vida”».
Pero nunca faltaron los admiradores del padre de los relojes blandos. David Bowie lo cita en una estrofa de su canción «Diamonds dogs», en 1974. Dos años más tarde, en la gira «Station to Station», el recientemente fallecido músico inglés iniciaba su espectáculo con la proyección de «Un chien andalou», la película que escribió el catalán junto con su amigo Luis Buñuel.
Curioso hasta el final, Salvador Dalí incluso animó a aquellos que empezaban musicalmente, como es el caso de Pau Riba quien, como rememora en el libro, tuvo un trato especial con el genio. «Yo tenía la sensación que me hacía como de abuelo. Me daba un trato muy personal y cercano», recuerda, añadiendo que incluso lo salvó de Gala.
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