Barcelona
«No hay ninguna entidad privada que pueda suplir una buena política pública»
-Todos los indicadores apuntan a una mejora de la economía pero ¿esto ya tiene repercusión a nivel social?
-No tiene ninguna repercusión social y desde Cáritas y otras entidades sociales agradeceríamos que la mejora de la economía española no se equipare a salida de la crisis. Están mejorando indicadores como el PIB, el hecho de que los tipos de interés se mantienen estables, la inflación también, la balanza exterior es positiva...pero esto no llega a las familias. Mientras el paro esté a los niveles que está ahora (22%), mientras se mantenga la pérdida de la renta familiar, que ha caído un 25%, mientras no haya políticas eficaces de ayuda social -por ejemplo, una pareja con dos hijos que en 2009 ganaba 21.000 euros era considerada pobre; ahora, una pareja con la misma situación se considera que está por encima del umbral de pobreza-...no habrá cambiado nada. La salida de la crisis se está haciendo alrededor de un mercado de trabajo que está generado un gran número de trabajadores pobres. En el 2008, el 7 por ciento de los trabajadores estaba por debajo del umbral de la pobreza, y en 2014 esta cifra estaba en torno al 14-15. Hay indicadores externos, como los de Eurostat, que nos demuestran que algo no se está haciendo bien: en políticas de apoyo a las familias estamos al 50% de la media europea; en políticas de lucha contra la exclusión social estamos a un tercio; y en las de acceso a la vivienda estamos a un 21% de la media europea.
-Entonces, a día de hoy ¿cuál es la situación en Barcelona?
-Lo primero que hemos visto este año es que por primera vez no ha aumentado el número de personas que han venido a pedir ayuda a Cáritas, que se mantiene en torno a las 23.500. Sin embargo, ha aumentado en un 20% el número de personas que han necesitado ayudas económicas puntuales. Es decir, no aumenta el número de personas, pero las que ya están en situación de pobreza les cuesta mucho más salir y necesitan ayuda durante más tiempo y para más aspectos de la vida ordinaria. Por otro lado, también vemos que ha aumentado el número de hogares, 11.5000, porque cada vez hay más personas que viven solas. En Cataluña hay 110 mil familias, es decir unas 210 mil personas, que viven en hogares en los que no hay ningún tipo de ingreso. La situación que nosotros intuimos es que la sociedad se está dualizando: hay una parte que, poco a poco, de una manera muy lenta, se va incorporando a la mejora de los indicadores macroeconómicos, pero hay una parte a la que no le llega esta mejora. Y hay tres aspectos que explicarían que haya personas que no pueden salir de la pobreza: la falta de una política de ingresos mínimos, la insuficiencia en las políticas públicas de vivienda y la gran limitación que tienen las políticas de apoyo a las familias.
- Ante este panorama, ¿Cáritas da abasto?
-No hay ninguna entidad privada que pueda suplir una buena política pública. Está aumentando la desigualdad y los instrumentos para evitarlo no los puede poner ninguna entidad social.
-Así pues, ¿Cáritas ha tenido que cambiar sus prioridades?¿En qué centra ahora su actividad?
- Hacia el 2005 había la pretensión de desarrollar programas preventivos y, poco a poco, ir eliminando los programas más asistenciales. Estos programas no sólo no han desaparecido sino que, con la crisis, son de los que más se han reforzado. A raíz de la crisis hemos detectado dos situaciones que nos preocupan, como son la de estar sin trabajo -el 81% de las personas que acudieron a nuestros centros- y la de péridida de la vivienda; y dos colectivos: infancia y gente mayor.
-¿Ha cambiado el perfil de la persona que acude a Cáritas?
-Se ha vuelto más heterogéneo, se ha ampliado. La crisis ha hecho que personas y familias que antes pertenecían a la clase media , por la pérdida del trabajo, hayan ido agotando los ahorros que tenían y han acabado en situación de pobreza. Y lo grave es que no estaban preparados para buscar ayuda. Otro perfil que vemos que ha surgido es el del trabajador pobre: el 15% de la gente que trabaja no supera el umbral de la pobreza. El tener trabajo no garantiza tener una vida digna.
- Así, ¿la acción de Cáritas es sólo un parche?
-Es desde la administración que se han de tener presente políticas que tengan en cuenta la pobreza económica. Desde la proximidad y el conocimiento, Cártitas puede hacer un buen trabajo de atención a las personas, pero el protagonisimo y la responsabilidad es de la administración. En ese sentido, el cardenal saliente ha solicitado en estos años que ha sido presidente de Cáritas un pacto de Estado para la creación de empleo que no se ha hecho.
-Con la crisis ¿se ha visto incrementada también la solidaridad de la gente?
-Nos ha hecho más solidarios por una mejora del conocimiento. Quien más y quien menos tiene gente conocida que no se había comportado de forma imprudente y, pese a ello, está pagando las consecuencias de la crisis y eso ha chocado con el discruso de que si están así es porque se lo han buscado y ha generado un movimiento de solidaridad.
-¿En Navidad, somos más solidarios?
-A nivel de recaudación, Cáritas tiene dos momentos fuertes, que son la campaña de Navidad y la del Corpus. En el 2014, recogimos casi un 15% de nuestro presupuesto en Navidad.
-¿Por qué Cáritas trabaja en temas relacionados con el cambio climático?
-En la última encíclica, el Papa Francisco plantea la reconciliación de las personas con la naturaleza y lo hace incorporando la clave del conflicto social inherente en las relaciones desiguales que hace que los países empobrecidos tengan que sufrir las consecuencias de una industrialización que afecta al medioambiente. Y ese cambio climático que se está produciendo afectará, además, a las futuras generaciones.
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