Literatura

Barcelona

Paseos entre letras

Un libro recoge los rincones más literarios de Barcelona, punto de encuentro de escenarios novelescos y diversidad de autores

Gabriel García Márquez vivió en el número 6 de la calle Caponata
Gabriel García Márquez vivió en el número 6 de la calle Caponatalarazon

Hace unas semanas nos enterábamos que la Unesco nombraba a Barcelona como ciudad literaria. Había y hay motivo porque la capital catalana es desde hace siglos, desde que Cervantes se instaló en una casa cercana a la playa barcelonesa, punto de encuentro de algunas de las mejores cosas que se han realizado en la república de las letras. Un libro ahora incide en todo eso e invita a los lectores a conocer de primera los lugares que han servido de escenario de novelas o de hogar de autores de todo tipo.

El periodista Raúl Montilla ha sido el encargado de realizar un completo trabajo de investigación sobre una ciudad en la que siempre se ha creído que hay un cementerio de los libros olvidados, por obra y gracia de la saga que Carlos Ruiz Zafón inició con «La sombra del viento». «Barcelona de novel·la. Rutes pels racons més literaris de la ciutat», editado por Diëresis, es una invitación a leer y a pasear por amor a la palabra escrita.

Son muchas Barcelonas las de esta guía: desde la del pasado histórico que ha inspirado «La ciudad de los prodigios» de Eduardo Mendoza o «La catedral del mar» de Ildefonso Falcones, pasando por la que fuera vivienda de Gabriel García Márquez o la sede de la agencia literaria de Carmen Balcells. Todo ello narrado, como Montilla indica al inicio de su trabajo, desde los ojos de un periodista que escribe novelas, no un filólogo, «la visión del curioso, del que pasaba por allí y descubre una relación de la ciudad y la literatura que no tenía muy presente, que desconocía o que formaba parte de un runrún lejano al que llega después de una lectura previa». Todo ello es también es consecuencia de una labor de investigación elogiable por lo que tiene de bucear en una profunda bibliografía.

En la plaza de Sant Jaume

El volumen arranca con la plaza de Sant Jaume como punto de partida y no únicamente porque sea el centro del poder político de Cataluña y Barcelona. Es un sitio de paso por el que han andado incluso personajes de ficción como el Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán, pasando por el inspector Méndez de González Ledesma o la célebre Andrea de «Nadad», el espectacular estreno narrativo de Carmen Laforet. A muy pocos metros, en la calle del Paradís, número 10, nos encontraremos con el viejo templo romano de Augusto, donde se alojóp el Centre Excursionista de la que fueron socios nombres de ka talla de Pompeu Fabra, Jacint Verdaguer, Àngel Guimerà o Antoni Gaudí. Interesante es lo que nos dice Raúl Montilla del Hotel Colón, en el número 7 de la avenida de la catedral. Allí se han alojado Ernest Hemingway, Tennessee Williams o Jean-Paul Sartre. Otro hotel fue el hogar barcelonés de George Orwell y su mujer Eileen, situado en la Rambla, 138. Es el Hotel Continental, en el corazón de un pasaje que ha sido sinónimo de literatura. Y es que a lo largo de las Ramblas nos topamos con la sombra de Josep Pla, contertulio en el cercano Ateneo, donde escribió algunas de las páginas de su recordado diario «El quadern gris». Casi a cuatro pasos, en el número 14 de la calle Canuda, Jacint Verdaguer tuvo su humilde celda de religioso y de poeta.

En dirección hacia el mar, en la plaza de Pau Vila, estaremos en el lugar por el que entraron don Quijote de la Mancha y su fiel escudero Sancho Panza, en la noche de San Juan, guiados por Roque Guinart, nombre con el que Cervantes bautizó al bandolero Perot Rocaguinarda. Los dos míticos personajes vivieron en Barcelona y fue también aquí, donde hoy está la Barceloneta, el rincón de la ciudad en el que don Quijote cayó derrotado en su enfrentamiento con el bachiller Sansón Carrasco, disfrazado como el Caballero de la Blanca Luna.

En otro extremo de la capital catalana, en la calle Caponata, número 6, vivió y trabajó Gabriel García Márquez. Resulta simpático el testimonio que Montilla recoge de uno de las vecinas del Premio Nobel colombiano: «¿Gabriel García Márquez? Sí, claro que me acuerdo. Pero no era de saludar. Siempre parecía que estuviera ocupado, pese a que creo que debía ser tímido». Muy cerca, en el número 50 de la calle Orsi, se instaló Mario Vargas Llosa, el otro Nobel.

Muy diferente y bohemia era, más o menos por los mismos años, la vida del gran poeta Jaime Gil de Biedma, en Muntaner, 520, donde estuvo lo que llamó «un sotano más negro que mi reputación». Esa vivienda ha sido también rememorada por dos de los mejores amigos de Gil de Biedma: Carlos Barral en sus memorias y Juan Marsé en el artículo «Evocación del sótano negro», aparecido en la revista «Literal».

En Bocaccio

Estos tres hombres de letras también coincidieron en la desparecida discoteca Bocaccio, el punto de encuentro de la llamada «Gauche Divine», según la conocida etiqueta pensada por Joan de Sagarra. Por esa sala, creada por el inolvidable Oriol Regàs, también pasaron los hermanos Terenci y Ana María Moix, José Agustín Goytisolo o José María Carandell, así como los editores Jorge Herralde, Beatriz de Moura y Esther Tusquets.

Una de las muchas virtudes del libro es concluir sus rutas con una selección de restaurantes y librerías, un maridaje entre literatura y gastronomía para todos los gustos y sabores. Podemos encontrarnos desde establecimientos históricos a los más recientes, e incluso alguno que, por desgracia, ya ha cerrado sus puertas.

El volumen se cierra con una suerte de quién es quién en esta Barcelona de las letras, la misma que ha hecho posible que coincidan Salvat-Papasseit, Machado, Rodoreda, Orwell, Cervantes y Marsé. Casi nada.