Cataluña

Puigdemont evita reprobar a los que quieren instaurar el monolingüismo

Sí que es Pot tacha de «racista» el manifiesto en defensa del catalán como lengua única

Puigdemont evitó censurar el manifiesto que propone instaurar el catalán como única lengua oficial, tras la pregunta que le hizo ayer el líder de Catalunya Sí que Es Pot, Lluís Rabell, en la sesión de control en el pleno del Parlament.
Puigdemont evitó censurar el manifiesto que propone instaurar el catalán como única lengua oficial, tras la pregunta que le hizo ayer el líder de Catalunya Sí que Es Pot, Lluís Rabell, en la sesión de control en el pleno del Parlament.larazon

Sí que es Pot tacha de «racista» el manifiesto en defensa del catalán como lengua única.

El manifiesto que firmaron 280 intelectuales, filólogos y «estudiosos de la lengua» en defensa del catalán como única lengua oficial en caso de secesión, no sólo ha levantado ampollas entre los partidos y entidades que tradicionalmente han protegido los derechos de los castellanohablantes, sino que también ha causado estupor dentro de la izquierda catalanista, que no ha dudado en tildarlo de «racista».

En la sesión de control parlamentaria de ayer, el líder de Catalunya Sí que es Pot, Lluís Rabell, instó al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, a posicionarse sobre un documento que califica al castellano como «lengua de dominación» extendida gracias «a la inmigración del franquismo, que ejerció involuntariamente la colonización lingüística en Cataluña» y que aboga por «restaurar el catalán como única lengua territorial». Puigdemont, siguiendo la estela del grueso convergente, respondió de forma muy tibia: «El posicionamiento está en nuestro programa de Govern , que es explícito en esta materia», es decir, la apuesta por fomentar el catalán manteniendo la cooficialidad del castellano una vez Cataluña se convierta en un estado independiente.

El líder de la marca de Podemos en el Parlament le afeó la réplica al considerar que ante un manifiesto «tan inquietante» los poderes públicos no pueden responder con «generalidades». Y dio un paso más al advertir que «dentro del soberanismo aparece por primera vez un posicionamiento racista y fundamentalista cultural», que «es un reflejo invertido de muchas presiones que ha recibido la lengua catalana». «No le haga decir al manifiesto cosas que no dice», respondió Puidgdemont para defender el texto.

Lo cierto es que este documento ha puesto en una situación incómoda al independentismo. Dentro de la bancada convergente, pocas han sido las voces que han salido en defensa del bilingüismo en Cataluña como elemento de cohesión social. De hecho, el único que ha saltado a la palestra para hacerlo público ha sido el líder de CiU en el Congreso, Frances Homs: «Ni un paso atrás en relación a ningún derecho en temas lingüísticos. Ni para el castellano ni para el catalán», subrayó. La posición más extendida dentro del partido, no obstante, ha sido la intermedia para evitar la fuga de castellanohablantes de su proyecto secesionista y el descrédito de una postura de la que han hecho bandera: la protección del catalán al considerar que este idioma está en desventaja. El portavoz parlamentario de JxS, Jordi Turull, rompió directamente con la postura oficial y decidió dar su apoyo explícito al texto al considerar que «el catalán se ha salvado por gente comprometida con la lengua, como muchos de los firmantes del manifiesto», entre los que están las ex conselleras de Enseñanza Irene Rigau y Carme Laura Gil.

Rabell aseguró ayer que a la izquierda catalanista le parece alarmante que «significadas personalidades de la mayoría que sostiene el Govern» muestren su apoyo a la teoría de una Cataluña monolingüe. A su alegato se sumó el presidente del PSC, Miquel Iceta, quien felicitó publicamente a Rabell por su discurso, y de forma soterrada el líder de ERC.

Cuando Puigdemont acabó su alegato sin condenar el manifiesto, Oriol Junqueras decidió no aplaudir como muestra del malestar que este texto ha causado en su formación. Un partido, que en aras de ampliar la base social del soberanismo, ha huido de esencialismos con el fin de abrir el independentismo a los castellano parlantes. De hecho, Junqueras presentó a uno de ellos, Gabriel Rufián (miembro de Súmate), como cabeza de lista en las últimas elecciones generales.

Para hacer patente su rechazo, el líder republicano también escribió un alegato en el que defendió que « no existe ningún problema lingüístico y en el futuro estado, el castellano sería oficial».

¿Plazas públicas para estudiar en castellano?

La consellera de Enseñanza, Meritxell Ruiz, explicó ayer en el pleno del Parlament que su departamento ha ofrecido plazas en centros públicos a familias de alumnos de escuelas privadas que han solicitado la escolarización en castellano prevista en la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce).

En respuesta a una pregunta de la diputada del PP María José Cuevas, Ruiz explicó que se ha informado por carta a estas familias que disponen de centros cercanos «con un proyecto con una materia lingüística en castellano» y que si lo desean pueden escolarizar en ellos a sus hijos. «Estas familias siempre han escolarizado a sus hijos en centros privados y no han solicitado plaza pública, pero nosotros les explicamos esta posibilidad», aseguró la consellera.

Cuevas, sin embargo, desminitó estas palabras y defendió que en la carta se insta a las familias a tomar una decisión en una semana y que los centros que se ofrecen están hasta «40 kilómetros» de distancia del domicilio.

Además, preguntó «por qué el Govern no ofreció estos centros cuando las familias solicitaron» la escolarización en castellano y puso en duda que ofrecer una hora más en castellano suponga un cambio sustancial en relación al sistema de inmersión lingüística en catalán.Ruiz recordó que la Lomce recoge el derecho de las familias de ser escolarizados en castellano pero «luego no da más puntos a los alumnos para permitir que entren en los centros, por lo que se burla de ellos».