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Regresar a Alberti

La Razón
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Desde hace un tiempo, Navona tiene la buena idea de dar nueva y lustrosa vida a algunos libros fundamentales, ya sea narrativa o poesía. El último título, que acaba de ver la luz hace unos días, es toda una declaración de principios. Se trata de una obra de Rafael Alberti, «Coplas de Juan Panadero». Es decir, Navona no ha optado por lo fácil que podría ser, por ejemplo, «Marinero en tierra» sino por el Alberti más comprometido políticamente. Sí, tiene la fuerza lírica de siempre, pero desde la perspectiva de quien en aquel momento estaba en el exilio, esperando mejores tiempos para volver a su país.

En los últimos años me da la sensación que Alberti ha dejado de tener esa presencia tan destacada de la que gozaba en las librerías. Es injusto cuando tenemos en cuenta la dimensión de su poesía, una de las más profundas de la Generación del 27. Me gustaría pensar que en todo esto no han pesado argumentos extraliterarios, aquellos que se vinculan con la compleja vida literaria del autor del Puerto de Santa María.

Tuve la suerte de conocer poco, muy poco, a Alberti hace años, demasiados, cuando yo era un mocoso curioso. Sí, lo llamaba por teléfono gracias a que un amigo suyo llamado José Bello me había proporcionado su restringido número. Hablamos un par de veces sobre Lorca y recuerdo que me recomendó, al saber que lo telefoneaba desde Barcelona, que leyera a autores como Espriu y, sobre todo, Carner. Hace unas semanas me recordaba mi maestro Ian Gibson que un día le habló de que un crío lo llamaba preguntándole por Lorca. Dedujo que era yo porque por esas fechas ya empezaba a darle la lata con el poeta granadino. Me gusta leer a Alberti, me gusta volver siempre a él y me gusta el regreso de estas «Coplas de Juan Panadero».