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Sánchez-Camacho insta a los barones del PP a no torpedear la nueva financiación

Defiende un modelo singular para Cataluña que limite la solidaridad

La Razón
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«No será una negociación fácil», admitía ayer la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, hablando del nuevo modelo de financiación que Cataluña debe acordar, por ley, este año con el Gobierno. Atendiendo a que «la experiencia es la madre de la ciencia», Sánchez-Camacho teme que cuando ponga sobre la mesa el modelo de financiación singular, asimétrico y con una solidaridad limitada y finalista que defiende para Cataluña, algunos barones del PP torpedeen su propuesta. En un intento de avanzarse a los acontecimientos, pidió al resto de líderes territoriales del PP que dejen de cuestionar las propuestas que se lanzan desde Cataluña y se centren en defender el modelo de financiación que consideren mejor para sus comunidades autónomas.

Sánchez-Camacho habló tras la reunión y en privado con algunos de los barones, aunque faltaban los presidentes de Extremadura, Castilla y León, y Galicia, que son quienes pueden tener más reticencias. De hecho, Alberto Núñez Feijóo, replicó ayer que si Mariano Rajoy hace un guiño a Cataluña, en lo que a financiación se refiere, «hará dieciséis más, uno por cada comunidad autónoma restante».

Sánchez-Camacho evitó el cuerpo a cuerpo con los suyos, aunque defendió, con más convicción que nunca, un nuevo modelo de financiación para Cataluña. Argumentos no le faltaron. Alegó que «no podemos seguir teniendo la presión fiscal actual –Cataluña es la Comunidad Autónoma donde más se paga IRPF, actos jurídicos y donde el impuesto sobre el patrimonio es más alto–». No ve con malos ojos la «tesis Margallo» que propone aumentar los ingresos autonómicos con la cesión de más porcentajes de los grandes impuestos –básicamente, IRPF, IVA e Impuestos Espaciales–, aunque Sánchez-Camacho plantea también la posibilidad de analizar «qué se puede hacer con las cotizaciones de la Seguridad Social», para acabar con los desequilibrios actuales.

Además, abogó por una solidaridad limitada y finalista. Pero antes de tener que aguantar los reproches de las comunidades beneficiarias de la solidaridad interterritorial, advirtió de que «no puede ser que desde Cataluña se pague y que luego ese dinero a otras comunidades autónomas se invierta en gastos superfluos». Sánchez-Camacho recordó que en la época en la que le tocaba gestionar los fondos sociales de la Unión Europea, cada tres meses recibía la inspección de los auditores comunitarios para comprobar si el dinero servía para mejorar los indicadores de crecimiento. Por lo que propuso un sistema similar para controlar que las autonomías receptoras invierten bien el dinero que reciben.

Sánchez-Camacho insistió en que ahora que toca revisar la financiación que Cataluña tiene una «oportunidad histórica» para mejorar su sistema. «El modelo no tiene que ser igual para todos», alertó Sánchez-Camacho, que hace tiempo que trabaja con el ministro Cristóbal Montoro en una propuesta «singular».