Barcelona

Santa Eulàlia reúne a Colau y sus concejales con la monjas clarisas de Pedralbes

Competencia entre patronas, ayer fue la Mercè quien lloró el primer día festivo de Santa Eulàlia

Las monjas clarisas piden a Colau que mantenga el compromiso del Ayuntamiento para restaurar el monasterio
Las monjas clarisas piden a Colau que mantenga el compromiso del Ayuntamiento para restaurar el monasteriolarazon

Competencia entre patronas, ayer fue la Mercè quien lloró el primer día festivo de Santa Eulàlia

Después de batir récord de días sin lluvia, que ayer cayeran cuatro gotas en Barcelona hace pensar que a la Mercè no le ha gustado la idea de Ada Colau de instaurar como festivo el día de Santa Eulàlia. Cuenta la leyenda que para las fiestas de la Mercè, sobre el 24 de septiembre, suele llover porque la patrona «olvidada» de la ciudad, Santa Eulàlia, comprueba con tristeza qué bien se lo pasan los barceloneses.

Lo cierto es que Santa Eulàlia fue la primera patrona de la ciudad. Daba nombre al pendón de la ciudad y el conseller en cap, Rafael Casanova, llevaba la bandera de la joven mártir en la mítica batalla del 11 de septiembre de 1714. Pero durante una plaga de langostas, en 1687, los barceloneses de encomendaron a la Mare de Déu de la Mercè. El Consell de Cent prometió convertirla en patrona si las langostas desaparecían, aunque ya tenían a Santa Eulàlia. Y así fue como el Papa Pio IX en 1868 convirtió a la Mercè en copatrona de la ciudad.

Primero bajo el mandato de Francesc Cambó, pero sobre todo durante el franquismo, la fiesta de la Mercè adoptó un cariz de exaltación nacional católica y social. Y con la llegada de la democracia la fiesta de la ciudad se afianzó el 24 de septiembre por aquello de que coincide con los últimos días de verano y hacer mejor tiempo que el 12 de febrero.

Aunque no se organiza el mismo sarao que para la Mercè, este año Ada Colau ha instaurado como festivo el día de Santa Eulàlia, una festividad que se ha ido orientando más a los niños. En esta edición, por ejemplo, 30 niños leyeron el pregón.

Sea festivo o haya alcalde católica o laico, hay una tradición que nunca falla, que la corporación municipal visite a las monjas clarisas del Monasterio de Pedralbes. Colau y su equipo se estrenaron. Y ex concejales como Joan Puigdollers (CDC) o Jordi Portabella (ERC) no quisieron perderse el entrañable encuentro.

La madre Montserrat Casas agradeció al Ayuntamiento que colabore para financiar obras de restauración. Y se atrevió a pedir a la alcaldesa no sólo que siga colaborando, sino que acelere las inversiones porque «si se retrasa demasiado, algunas de las hermanas ya no estaremos aquí».

Colau recogió el guante y después se sumó al tentempié que ofrecen las monjas, donde la tradición manda probar el original mató, con receta secreta, que hacen las monjas y no deja a nadie indiferente. «No parece un mató», exclamó la alcaldesa. El ex alcalde Xavier Trias animó a los nuevos a probarlo, como a la concejal de Ciutat Vella, Gala Pin, que colgó un selfie en twitter con una hermana.