Cine

Cine

Silencio, cámara, acción: 25 años de L'Alternativa

El festival celebra su aniversario centrado en el cine político y el incremento de filmes españoles.

Entre otras películas se podrán ver «La casa lobo», «Our New President», de Maxim Pozdorovkin, «Trote», de Xacio Baño o «Ellas cortan», dedicada a las montadoras.
Entre otras películas se podrán ver «La casa lobo», «Our New President», de Maxim Pozdorovkin, «Trote», de Xacio Baño o «Ellas cortan», dedicada a las montadoras.larazon

El festival celebra su aniversario centrado en el cine político y el incremento de filmes españoles.

Vivian se colocó en su marca, cerró los ojos, respiró hondo y esperó. Era el momento clave de la película y quería dar lo mejor de sí. Lo mejor de sí era mucho, muchísimo, y lo iba a demostrar. Miró a Rober, el protagonista de la película, que le guiñó un ojo y le hizo una señal de calma con las manos. Estoy calmada, no necesito tu condescendencia, actorcillo de segunda, pensó Vivian y volvió a cerrar los ojos, respirar hondo y decir, ¡Mmmmmía! Estaba preparada, sin duda.

El director gritó acción. «¡ACCCIÓN!». Era su momento. Tuvo que contar hasta diez antes de empezar a gritar, llorar y arrancarse la ropa mientras se acercaba desencajada a la cámara. Era un momento dramático, intenso, de corazón encendido, una de esas escenas que quedan en la memoria del espectador para toda la vida.... y ocho, nueve, diez...«¡Tomates!», aulló, «¡tomates, tengo todos los tomates!», lloró, «¡¡¡los tomates sólo los tengo yo!!!» y empezó a arrancarse la ropa.

«¡Corten!», dijo el director estupefacto. Vivian empezó a patalear, indignada. Cómo se atrevía a interrumpir el momento cumbre de toda su carrera como actriz. Por primera vez en su vida sentía que no era ella, que se había convertido en el personaje, que no actuaba, sino que simplemente se comportaba en consecuencia a la escena. Lo estaba haciendo de fábula, maldita sea. Aquel director debía estar enfermo. Y lo estaba, tenía hipertiroidismo agravado con calcificaciones y estaba inflado como una patata, pero su juicio lo tenía intacto.

El director se acercó al final a ella con el rostro desencajado, sin entender qué le ocurría a aquella mujer. Tampoco la conocía mucho, cómo podía saberlo. Al llegar a su lado, sonrió, la cogió con suavidad del brazo, y se la llevó a un lado. «¿Te encuentras bien, cariño?», preguntó. Vivian quería gritar, llorar, arrancarse la ropa... Claro que se encontraba bien. «¿Por qué has parado la escena? Nunca me había sentido tan en conexión con un personaje», dijo. «Te creo, cariño. El problema es que no importa, la actriz es ella», dijo el director con las cejas tan altas que se enredaron con el pelo de su nuca. Señaló a una mujer que estaba al lado de Rober. Era guapa, sin duda, pero mejor actriz que ella, imposible. «¡Tomates!», gritó aquella actriz, pero qué horror, en su voz no tenía sentido alguno.

Aquella noche Vivian juró que no volvería a ser script en su vida, nunca sería la claqueta, nunca la segunda ayudante del director, ni siquiera la microfonista o la figurinista. No. Decidió que ni siquiera sería mujer, nunca más, ni siquiera persona, si no era detrás de una cámara. Aquella noche, sin saber qué ser, fue a comprar un poco de ensalada para cenar. Cuando pasó por los tomates se puso a llorar.

Esta es la fuerza del cine, crea vidas ansiosas, fatales expectativas, imperativos de disolución con la fantasía, pérdida de cualquier sujeción con la realidad, pero qué maravilla. Hoy arranca uno de esos festivales de cine que demuestran que las películas encierran algo más que un fino entretenimiento que acompaña y da calor. No, a veces una película puede significarlo todo. Esta noche arranca la 25 edición del Festival

L'Alternativa, uno de esos ciclos que ponen el foco en las películas que no arrastran grandes presupuestos, pero cuyas historias nos interpelan de tú a tú. Ni siquiera son películas «alternativas», sino películas a secas que se meten en la sangre y mueven después nuestros nervios, nuestros músculos y todo lo que viene después. Son 25 años, más de 2.000 películas, y un millón de emociones.

Otros mundos posibles

La política es el tema central de la programación de este gran escaparate del mejor cine independiente que este año incrementa la presencia española en su sección Panorama. Esta ncohe la película «Entre dos aguas», de Isaki Lacuesta, será la encargada de abrir fuega a una intensa semana de cine. Hasta el 18 de noviembre se podrán ver unas 200 películas con el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) como centro de operaciones. A partir de aquí se podrán ver filmes como «El silencio de otros», de Almudena Carracedo y Robert Bahar, que sigue durante seis años a los protagonistas de la Querella Argentina contra los crímenes de Franco.

Otro de los títulos con claro signo político será «Comandante Arian», de Alba Sotorra, que retrata a una comandante que lidera un batallón de mujeres en Siria que luchan contra el Estado Islámico. En la misma línea política y social se inscribe «Idrissa, crónica de una muerte cualquiera», de Metromuster, sobre un fallecido en un Centro de Internamiento de Inmigrantes (CIE).

La sección oficial, compuesta por nueve largometrajes y 19 cortometrajes, también incluye mucha reflexión política, como es el caso de «Our New President», de Maxim Pozdorovkin, sobre la propaganda hecha en Rusia durante la elección de Donald Trump en 2016, o «Teatro de guerra», de Lola Arias, sobre el conflicto de las Malvinas.En esta sección compite un director español, el gallego Xacio Baño, que presenta «Trote», un largometraje de ficción sobre relaciones familiares. Además, el festival programará una sesión especial dedicada a los cortometrajes de este autor. Además, L'Alternativa propondrá una retrospectiva del belga Boris Lehman o la sección «Ellas Cortas», dedicada a las mujeres montadoras. Una auténtica fiesta de aniversario.

Riera se ha mostrado contenta de que el festival haya alcanzado los 25 años de existencia y haya superado circunstancias difíciles “como los recortes de la crisis, que nos han situado en una posición de precariedad perpetua”.