Museos
Todo obras maestras
El coleccionista Antonio Gallardo dona al Mnac 20 piezas del románico y gótico
El mercado del arte hace tiempo que se escapó del alcance de los grandes museos. Sólo las donaciones desinteresadas permiten añadir a su colección obras realmente significativas. Para eso, sin embargo, hace falta la buena voluntad de los coleccionistas, que tampoco están para regalar nada a nadie. Aunque hay un resquicio de esperanza. Hay coleccionistas que prefieren perpetuar la memoria de su legado donándolo a un gran museo que ver cómo se disgrega y desaparece poco a poco en las manos de sus herededos. «Nosotros podemos invertir en conservar, restaurar y estudiar las obras, pero no podemos competir con el mercado», comentó ayer Pepe Serra, director del Museo Nacional de Arte de Cataluña (Mnac).
La institución presenta ahora la exposición «Noves obres mestres per al museu» que reúne las 20 piezas que ha donado el coleccionista Antonio Gallardo Ballart, uno de los mayores accionistas de los laboratorios Almirall, que luego pasarán a formar parte de su colección permanente. En realidad, diez piezas han sido donadas, seis han servido como dación en pago de impuestos y otros cuatro se han quedado en depósito. De cualquier caso, el conjunto es excepcional, que cubre los siglos XII al XVI y que incluyen autorías como las del taller de los hermanos Serra, Jaume y Pere, Lluís Borrassà, Bernat Martorell, Pere Teixidor, Martín Bernat y Nicolás Francé.
La donacion, la más importante de arte medieval de los últimos 50 años, hace que la colección románica y gótica del Mnac sea ya definitivamente una de las más importantes del mundo de este periodo. do el propio museo, que ha hecho una selección de máxima calidad de piezas de primer nivel. «Ahora podremos iniciar un estudio en profundidad de las obras. Es una colección a partir de la pasión por el arte, porque nadie colecciona románico como inversión, y hace que este día sea excepcional», afirmó Serra.
La exposición sigue un orden cronológico, con las obras colgadas sobre paredes de un azul eléctrico, y con la luz ténue, que ayudan a realzar la importancia de las piezas. El coleccionista no ha puesto condiciones para su donación, sólo que los textos explicativos estén en tres idiomas. «Hemos escogido estas 20 piezas para que estén expuestas, no para que duerman en un almacén. Son excepcionales», insistió Serra.
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