Pobreza
Un 40% de los jóvenes atendidos por Cruz Roja hereda pobreza crónica de sus padres
La entidad detecta un nuevo fenómeno, la pobreza intermitente, 1 de cada 3 personas ya no necesita ayuda básica pero es vulnerable
La entidad detecta un nuevo fenómeno, la pobreza intermitente, 1 de cada 3 personas ya no necesita ayuda básica pero es vulnerable
A la hora de la ducha, Raquel Lara y sus hijos, de 6 y 11 años, se van a casa de los abuelos. «Vivimos en una piso ocupa y aunque tenemos techo, no se vive bien», cuenta. Ahora, trabaja una hora al día y «con lo que cobro hago milagros para intentar dar a mis hijos todo lo que necesitan». El resto lo pone la Cruz Roja. Hace seis años que recibe ayudas básicas como becas comedor o tarjetas de prepago para alimentos frescos y saludables. Aunque sus hijos van a la escuela pública, donde a todos los niños se les ofrece las mismas oportunidades, como alertaba ayer el coordinador de Cruz Roja en Cataluña, Enric Morist, «no es lo mismo llegar a clase desayunado, con la ropa limpia, descansado y aseado, que no».
El 81% de las familias con niños que la Cruz Roja atendió en 2017 sufre pobreza crónica. «Los niños que viven en familias en situación de pobreza tienen menos oportunidades para estudiar y más dificultades para desarrollar un proyecto de vida», constató Morist, que advierte de que «estamos ante el riesgo de que la pobreza crónica se herede». Este temor sale de los datos del 11º Estudio del Observatorio de la Cruz Roja, que este año ha titulado «Pobreza intermitente: Entre la recuperación y la cronificación». Pese a que la economía mejora y hay menos pobreza, e más intensa. La Cruz Roja constata que el 70% de las personas que atiende sufre pobreza crónica, esto es que suma tres años en una situación de pobreza persistente y en vez de mejorar, empeora. El 56% de las familias tienen gastos iguales (18%) o superiores (38%) a los ingresos. Y tres de cada diez tiene unos ingresos mensuales de entre 300 y 600 euros. La pobreza crónica es mayoritaria entre el colectivo mayor de 60 años, donde alcanza a un 84%. Pero a Cruz Roja le preocupa que un 40% de los jóvenes entre 18 y 29 años que atiende se encuentre en esta situación. Primero porque estos jóvenes, hace sólo unos años eran niños, y habrían heredado la pobreza de sus padres. Y segundo porque entran en la vida adulta desde un mal punto de partida. Para evitar que la pobreza sea intergeneracional y ayudar a los hijos de Raquel Lara a desarrollar un proyecto de vida, Morist llamó a dar una atención personalizada.
A la responsable del estudio, Pilar Millán, le sorprende que el 57 por ciento de las personas atendidas no conoce la Renta Mínima Garantizada, cuando son susceptible de recibirla.
El informe ofrece un dato «esperanzador», en palabras de Anna Sabaté, de la Cruz Roja, el 36% de las personas atendidas durante la crisis ya no necesitan ayuda básica. El 69% porque ha encontrado trabajo. Aunque siguen siendo vulnerables y requieren un seguimiento. Cruz Roja llama a este nuevo fenómeno de trabajadores precarios, pobreza intermitente. Teme que como con la pobreza crónica se convierta en un problema estructura.
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